Capítulo 1

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No había nada peor que un bloqueo creativo. De repente se encontraba frente a un número considerable de horas perdidas en una rutina vacía e interminable. No soportaba seguir en ello y la exposición continua a todo ese estrés probablemente iba a terminar por acabar con ella, aunque ya estuviese un poco chiflada. Sin embargo ¿qué artista no lo está?

Quedó de juntarse con su amiga Constanza el día martes en un café del centro, como cualquier otro par de adultas pseudo-intelectuales haría. Mientras esperaba notó que el sol anaranjado de la tarde se reflejaba en los cristales de la estancia y cubría con sutileza todos los muebles del lugar. Sacó su libreta y anotó: "El sol anaranjado de la tarde se refleja en los cristales de la estancia". Era la maldición de ser escritora, no podía hacer nada sin que su mente comenzara a describir lo que ocurría a su alrededor. Aun así podía utilizar aquellas frases para su próxima novela... o relato, lo que saliera de ese caprichoso talento literario.

El sonido de la puerta la distrajo y se encontró con su sonriente amiga. Su vestido remarcaba su pequeña cintura y sus zapatos con plataforma lograban que sus piernas se vieran aún más delgadas de lo que eran. Al sentarse en la mesa dejó su costoso bolso colgando a un lado de la silla y se apresuró a pedir un té, de esos con nombres que no te abren el apetito.

–¡Hola, Javi! Discúlpame por la demora. Es que estaba en un taco. Pasé a comprarme unos zapatos preciosos y cuando los llevé al departamento me topé con toda la hora pic. Te los tengo que mostrar, estaban demasiado baratos ¿No ves que el Esteban se enojó porque estaba gastando mucha plata? Ahora no se puede quejar, si yo soy un amor de esposa...

Javiera comenzó a dormirse lentamente sobre su brazo. Constanza era muy buena amiga, pero cuando se podía así era difícilmente soportable.

–... y le dije a la mina que me lo pasara rápido, porque me tenía que juntar contigo y se puso a conversar con la compañera la muy fresca ¡No, si en este país estamos cada día peor! Está todo tan caro y la presidenta no hace nada...

Cuando se ponía a hablar de política ya pasaba a otro nivel, era sorprendente que sabiendo tan poco sobre el asunto tuviera tanta facilidad para opinar. En ese momento Javiera supo que tenía que detenerla.

–Muy buenas tardes, amiga mía ¿Cómo te ha ido con todo? Sé que has estado muy mal con lo del próximo libro y necesitabas a alguien a quien contarle tus problemas, así que no te censures, cuéntame– dijo de manera burlesca.

Constanza se le quedó mirando y finalmente se calmó. Cerró los ojos y exhaló lentamente.

–Lo siento, tienes razón ¿Cómo estás?

–Muy mal, gracias ¿y tú?

–Bien. Ahora dime ¿Cómo va lo del libro?

–Cada día es un nuevo tormento frente a la pantalla. Las páginas están en blanco y llego a perderme en ellas, comienzo a sentir que es un abismo sin fondo en el cual caigo incesantemente. A veces pienso que voy a llegar al fondo y quedaré estampada contra un pedregal, derramando toda mi existencia en un lugar tan recóndito que ningún otro ser humano será capaz de encontrar mi cadáver.

–Veo que estás más dramática de lo usual– comentó Constanza mientras le daba un sorbo a la taza. Javiera le sonrió por la broma, pero no se sentía con el humor para eso.

–No sé qué hacer.

–Bueno, es obvio que tienes que relajarte, no puedes seguir encerrada, eso es lo que te está agobiando. Podrías...– se detuvo un momento a pensar– Ah, ya sé. El sábado mi hermano me invitó a un bar o algo parecido. Su grupo se va a presentar ahí, no sé si te he dicho que él toca la guitarra. En fin, no creo que sea algo muy serio, pero igual tengo que ir a apoyarlo porque le puede volver la depresión y todo eso. Te conté ¿cierto? Que tenía problemas para adaptarse en el liceo.

–Creo.

–Como sea, el psicólogo nos dijo que teníamos que apoyarlo cuando diera muestras de iniciativa, etc. Tú sabes. Y ahora es...

Arrogancia y ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora