Parte única

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Jungkook miró por última vez aquel apartamento que compartió con el mayor. Había vivido los primeros meses con abundante felicidad aunque fuera menos tiempo que el sufrimiento que había pasado por culpa de ambos.

Dejó la carta que escribió hace unos meses atrás en la mesa de noche donde el mayor podría verlo. Jungkook finalmente había completado la carta para su primer amor el día anterior, finalizando con una tristeza inimaginable. Sus manos temblaron al recordar lo que escribió.
Las ganas de llorar se intensificó pues le picaban sus ojos por la necesidad de tener que liberar a esa persona tan significativa en su vida pero una cálida mano envolvió su frío tacto quitándole esa dolorosa sensación en su pecho.

Jungkook sonrió a Taehyung. Hasta alguien como él tenía el soporte de ese brillante joven. No volvió a dudar y desapareció con el hermoso chico. Nunca más volvería a ese apartamento que una vez había sido su hogar y que luego se transformó en las paredes que soportaban su llanto y dolor.

El menor abrazó al castaño que estaba a su costado, dándose el soporte emocional que necesitaban. Nunca más volvería a caer. Jungkook lo había dejado libre. Min Yoongi era libre para rehacer su vida, y también Jungkook, él también era libre de rehacer su vida como debería haber sucedido hace tres años.




Dieciséis días después

Yoongi encontró su apartamento hecho un desastre y la furia volvió a invadirlo. ¿Dónde se había metido Jungkook? ¿Por qué el lugar estaba ligeramente empolvado? A esa hora el menor tenía que estar en la cocina esperándolo con deliciosa comida casera mientras le sonreía con amor.

El pelinegro maldijo. Lo había olvidado todo. Yoongi seguía sin hablarle a Jungkook. Se sintió mal por como había dejado las cosas con el menor. Necesitaba disculparse de una vez para que la incomodidad de estar a su lado se borrara.

Si iba a pasar al menos alrededor de una semana entera con Jungkook tenía que esforzarse bastante y no joderlo otra vez. Yoongi sabía muy bien que a pesar de sus quejas no había nadie en ese horrible mundo que perdonara todas sus tonterías y lo recibiera con amor. Jungkook era el único.

Yoongi había tomado una decisión. Trataría de intentarlo por primera vez para ver si funcionaba antes de tomar la decisión que había rondado su mente por los últimos tres años.

Caminó por todos los rincones pero no vio ningún rastro del menor y extrañamente se sintió con miedo. Jungkook quizá sólo había salido a dar una vuelta o comparar algo en el supermercado. Pero su corazón le decía otra cosa, estaba inquieto como quién suponiendo lo peor.

La última vez que lo vio fue la peor noche. El alcohol lo había envolvido otra vez acompañado de otra sustancia tóxica y dañina para su cuerpo. No recordaba con claridad pero sabía que lo había vuelto a lastimar emocionalmente por culpa de sus frustraciones.

Yoongi siempre lo hacía llorar pero el menor terminaba de perdonarle. Su amor sincero era más fuerte, no podría dejarlo.

Fue hasta su habitación y comprobó lo que temió. Las pertenencias de Jungkook ya no estaban más y en su lugar sólo fue dejado una carta de sobre negra. Lo abrió con un nudo en la garganta sabiendo que era de su Kookie, de su inocente niño que lo amaba incondicionalmente y lo haría siempre, le había prometido. Empezó a leer y con cada leída le tembló el cuerpo.





Querido Yoongi.

¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué puedo hacer para que me vuelvas a amar? ¿Acaso es muy tarde?

Siento que día a día me alejo de ti. Tus palabras son crueles y duelen como el filo de una hoja intentando incrustar mi pecho. Siempre duele, cada vez con más intensidad. No te detienes a pensar lo que provocan tus crueles palabras. ¿Por qué?

Libre » yoonkook OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora