3 Días de paz

24 3 0
                                    


1

Era una tarde tranquila un viernes del 2007. Mi novia Elisa, había llegado a casa desde más de 3 días. Ese mes decidí tomar unas vacaciones que llevaba 3 años posponiendo. La razón era que no tenía nada más, que el trabajo. Era detective no solo en mi localidad, me llamaban de otros estados del país para resolver casos para nada fáciles. Desde los 24 años de edad había empezado, año tras año seguía trabajando sin descanso, hasta que Elisa llego a mi vida. El como la conocí es borroso en mi memoria, como la enamore también lo es. Simplemente siento que éramos el uno para el otro, como si el destino o Dios nos querían juntos. Ya son 3 meses desde entonces. Por eso este año si tome las vacaciones, por eso. Y justo cuando creía que todo iba bien sucede algo que le da un giro a mi vida. Estaba en la sala viendo la televisión, mientras Elisa preparaba café y hacia unos bocadillos para ver una película juntos. Escuchamos un estruendo, alguien había entrado bruscamente echando al piso la puerta de la casa. Me levante rápido del sofá tome a Elisa de la mano y subimos las escaleras hacía a las habitaciones de arriba.

Entramos a mi cuarto y busque mi pistola, le dije que se escondiera. Escuchaba como subían la escalera, eran como 10 o más. –Policía –escuche que gritaron. No entendía porque mis compañeros habían irrumpido en mi casa. Abrieron la puerta de la habitación de una patada, me apuntaron con rifles mientras dos de ellos se abalanzaron hacia mí para colocarme las esposas. Aunque tenían la cara tapada, sabía quiénes eran los que me llevaban a la estación de policía. Al bajar del carro no había cruzado palabras con ninguno, quería saber que pasaba, le pregunte a Fred quien me conducía hacia la sala de interrogatorios, pero Fred no me respondía, parecía molesto conmigo.

Desde que entre a la estación, todos estaban mirándome con una mirada que penetraba ira, miedo, traición. De camino a la sala de interrogatorio vi en varios sitios de la estación manchas de sangre, casquillos de munición, hasta agujeros de balas, bastante extraño. El trato que me estaban dando era el de un criminal, y yo era su compañero. Entramos en la sala de interrogación y, literalmente me tiraron en la silla, luego salieron de la sala, dejándome solo con el reflejo que me daba el vidrio de la ventana. Podía sentir las miradas del otro lado del espejo, hasta podría jurar quienes eran, ya que yo lo hacía también.

Paso mucho tiempo, que no puedo dar detalle en concreto debido a falta de reloj, pero creo que fue más o menos una hora. Aún tenía las esposas, mis manos estaban atrás en medio del espaldar de la silla, y de tanto tiempo en espera tenía la cabeza agachada. Finalmente escuche la puerta abrirse y luego unos pasos. Tenía los ojos cerrados y los mantuve así. Escuche como rodo la silla para poder sentarse y los pasos cesaron. Al abrir los ojos vi quien me interrogaría era nada más y nada menos que mi compañero Louis.

-¿Por qué lo has hecho? - Pregunto de repente. –Primero debes decirme de que se me acusa –dije como si rezara. –No te hagas el santo, maldita sea esto es serio –levanto la voz. –Pues adivina, no sé porque hacen todo esto, puedo demandarlos ¿sabías? Desde que llegue, no, desde que irrumpieron en mí casa todos me señalan y me ven con desprecio y no sé porque, así que dime de una vez. –Bien, entraste en la estación disparando y mataste a 3 compañeros y 5 están heridos gravemente. -¿Qué? –Exclame –, eso es imposible he pasado todo el día en casa con Elisa, llevo en casa un poco más de 3 días ¿Qué pruebas tienen?-Todos te vimos por un demonio –Fred gritaba con bastante furia –, solo dime porque. –Fred yo... ­-Dime maldita sea – en ese momento Fred salto por encima de la mesa, me tomo por el cuello y empezó a asfixiarme.

Fue cuando entro el capitán con tres hombres más y me quito de encima a Fred, llevándoselo de la sala. Me acomodaron de nuevo en la silla, el capitán se sentó dónde estaba Fred sentado, saco una hoja en blanco del maletín que le trajo un oficial y me miro en silencio. Nos hundimos en un largo silencio que interrumpí con una pregunta

- ¿Quiénes son los heridos?

- El oficial Carlos Muñes, el detective Richard Bolívar, el detective Jose Antonio Guabanes y Alexander Mata, son los heridos

- ¿No eran 5 heridos?

- Eran, pero nos llamaron hace unos minutos para informarnos de la muerte de otro detective.

- ¿Quiénes murieron? –pregunte

- Fernando Rodríguez, Tomas Alfonso, Gustavo Torres, y la detective María Alejandra Fermín.

- No puede ser... -dije arrugando la cara –

María Alejandra Fermín era la prometida de mi gran amigo compañero Fred. Él era algo tímido con las chicas y, luego de un tiempo María se dio cuenta de su comportamiento y le empezó ayudar con sus citas. Al cabo de un año, ambos terminaron enamorándose, después de 3 años, Fred le propuso matrimonio, propuesta que María acepto. Se casarían la semana entrante. Ahora entiendo porque estaba tan furioso, solo que no era yo, quien la asesino.

- Capitán, no lo he hecho yo.

- Todos los asesinos siempre niegan que lo son- al decirlo hizo señas a un detective, este trajo una laptop, me la puso de frente y reprodujo un video. En el video la primera imagen era la entrada de la estación, en la esquina izquierda superior, marcaba 11:46 am y a la derecha tenía la fecha de ese día. Luego de unos segundos un hombre con capucha que entra por la puerta, saca un arma de su pantalón y empieza a disparar.

- ¿Cómo pueden saber que soy yo? En la cámara no se le ve la cara, además lleva capucha

- Sigue viendo

Eran varios videos, mostraba todo el camino que había hecho el asesino, en un video María Alejandra lucho contra él, le tomo la mano con la cual llevaba el arma, en la lucha la capucha se cayó. María al verle la cara quedo plasmada, no le vio sacar la otra arma que llevaba en el pantalón, dándole 3 disparos en el torso, y quitando le la vida 2 horas más tardes. El hombre había quedado de espalda a la cámara, al dar la vuelta puede mirar le la cara, este le dio una sonrisa a la cámara y siguió su camino. El hombre, el asesino de mis compañeros, era mi hermano gemelo, lástima que no recuerdo haber tenido uno. No había duda de que el que asesino e hirió a mis compañeros fui yo, pero si estuve todo el día en casa con Elisa...

- Ese no soy yo –dije mientras se reproducía los videos de las cámaras restantes, en donde mataba a otros

- Maldita sea Valentino –exclamo el capitán, golpeando la mesa –, ¿Qué harás ahora, decir que tienes un hermano gemelo que nunca conociste, o que repentinamente olvidaste todo lo que hiciste el día de hoy hasta este momento? Seguro es culpa de los extraterrestres o de Maduro, eres tú el que en el video ¿sí o no?

- Eh yo...

- ¿Sí o no?

- No –grite – ese no soy yo. Pase todo el día con Elisa en casa, usted me conoce, capitán, sabe que jamás le dispararía a mis compañeros

- No estoy seguro –respondió

Lagunas MentalesWhere stories live. Discover now