Prófugo

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- Quiero ver los videos –replique

- Lo que tienes es que admitir lo que hiciste –replico el capitán, mire al psicólogo y dije

- Usted dijo para continuar con el tratamiento ¿cierto?

- Claro –dijo Ekman

- Tal vez ver otra vez los videos me ayude a recordar ¿no cree?

- Un crimen como ese es mejor olvidarlo –dijo el capitán

Hice una respiración profunda, y luego otra. Para poner las cosas en orden en mi cabeza, recordé que no me hicieron una prueba para comprobar que tuviera pólvora en las manos. Así tendrían más pruebas y yo sabía que no encontrarían nada.

- ¿Por qué no me han hecho una prueba de pólvora?

- No es necesario –replico el capitán

- Paul Ekman, usted ¿Qué nacionalidad tiene?

- Soy venezolano –contesto

- Uh –hice una sonrisa maliciosa –, usted no es el psicólogo que me trato hace más de 10 años –trate que adivinar, por la cara de Paul Ekman ya no necesitaba respuesta, su expresión corporal lo dijo todo –

- Tonterías – dijo el capitán –, ya estas delirando más de lo que debes

- El psicólogo que me trataba era colombiano, no venezolano, eso debía estar en el expediente que se leyó antes de entrar y vi que le entrego poco antes de entra se llevó el oficial Johnson –mentí, si había visto que en la puerta Ekman le dio unos documentos a Johnson en la puerta de interrogatorios, dije eso intentando adivinar –

- Debí leerlo con más cautela –dijo Paul Ekman

- Bien, le dijimos a Ekman que actuara como tu psicólogo de hace 10 años, debido a tu problema pensamos que nos ayudaría a encontrar respuestas –explico el capitán

- Capitán, no ve que aquí pasa algo raro, vea los videos y vera que el asesino esta vestido de diferente a como estoy vestido –explique

- Te cambiaste de ropa, ¿eso qué? –dijo el capitán –, seguro que en el carro están.

- Revise mi carro, y busque lo que quiera, no encontrara nada.

Luego de que me hicieran la prueba para verificar si había pólvora en mis manos, me había quedado en la sala solo, esa soledad la interrumpió un viejo amigo, llego a darme algo de compañía. Su nombre era Juan Alfonso, el padre del difunto Tomas Alfonso. Era un hombre sonriente y alegre, alto de cabello corto color gris. Muchos le decían "Ladrón de juventud", debido a su avanzada edad y no aparentarla. Era de color blanco, y tenía la piel como chico de 20 años. Siempre con muchas energías de trabajar, era bueno en combate cuerpo a cuerpo y que hablar de su puntería. Fred me conto que antes de yo llegar, fue su compañero por unos meses. Le vio darle a un criminal con una simple pistola en movimientos bruscos, solo gasto una bala para darle el tiro final, la cabeza. Fue el quien me enseño a disparar. En las clases de tiro me comentaba que su hijo iba a ser detective igual que él. Durante varios minutos se quedó recostado de la pared detrás de mí, en silencio. Busque las palabras convenientes para el momento, no encontré nada.

- Era su primer día –dijo al fin –, e... estaba en un perseguimiento al otro lado de la ciudad. Si hubiera estado aquí, mato a ese hijo de perra que trata de culparte –mire le mire la cara –, si lo sé.

- ¿Cómo lo has notado? –pregunte –

- En el video el asesino con la mano izquierda, abre las puertas, golpea y dispara. Por lo que se revela que es surdo, a menos que me falle la memoria aquel chico que no sabía nada de armas y tuve que enseñarle todo lo que se, es derecho no zurdo –eso no lo note al momento –

- ¿Recuerdas si en el video Alejandra le golpeó la cabeza?

- ¿Golpear? No que va... María Alejandra le paso las uñas por el cuello, llevo rato buscando esas heridas en el tuyo y no he encontrado nada.

- Ya tenemos 2 cosas más que prueban mi inocencia

- ¿dos nada más? –dijo Juan Alfonso –, tengo un montón como: la manera en la que camina, difiere de la tuya, las armas no hay duda eran del almacén de armas policiaco, pero... -escuchamos que alguien se acercaba –, mierda. Solo una cosa más, no confíes en el capitán

- Vaya, ¿Qué hace usted aquí detective Alfonso? –dijo el capitán al entrar y sentándose

- Solo quería ver a un viejo amigo– dijo Juan saliendo de la sala de interrogaciones.

- No te fíes de él, anda poniendo a toda la estación en tu contra –dijo el capitán –, no es de extrañar, su hijo ha muerto en su primer día de trabajo y tal vez, el asesino este en esta sala. –Puso sobre la mesa las bolsas transparentes que traía en mano. Estaban las dos armas del asesino, y la ropa que llevaba –, ¿adivina donde hemos encontrado este tesoro? -por su sarcasmo me hacia la idea

- En mi auto –apenas salieron de mi boca esas palabras, el capitán soltó una carcajada de victoria o satisfacción muy escalofriante.

- Eso sin duda era lo que esperaba, pero no, se encontró en un basurero algo lejano de la estación y con eso quiero decir, también de la pizzería. Lo que le suman unos 30 minutos o más a mi teoría lo que quiere decir...

- Que se equivocó –complete

- Aún sigue sin haber explicación a la pólvora de tus manos –imposible pensé, el capitán en la hoja en blanco que había dejado sobre la mesa empezó a escribir unas palabras, luego giro el papel hacía mí disimuladamente para que lo leyera decía: "te creo, debes huir quieren matarte" –, te quitare las esposas que llevas puestas toda la tarde, debes tener las manos entumecidas. Pero no hagas nada ¿está bien? Eres mi amigo -prosiguió – así que vamos a hablar –cogió el papel y puso: "Golpéame, coge mi pistola y vete por el pasillo izquierdo, he despejado el camino, ya sabes cómo llegar a la salida". Dude por segundos pero los gestos del capitán me decían que debía hacerlo y rápido.


Lagunas MentalesWhere stories live. Discover now