Capitulo 1 (parte 2)

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Aun temerosa dio el primer paso hacia el exterior, aquel mundo del cual se le fue privado desde que dio el primer aliento de vida estaba a sus pies, a su disposición y a su entero descubrimiento, estaba perpleja, nada de lo que veía era de su entendimiento, nada de lo que veía paso jamás por su cabeza, estaba frente a un escenario que le abría miles de posibilidades a un mundo, a su mundo y ella aun sin saberlo dudaba de aquello que por primera vez, apreciaban sus ojos. Con un poco de esfuerzo salió y vislumbro un hermoso suelo azul que golpeaba con una fuerza interminable a las orillas que rodeaban sus pies, miraba con tanto asombro que se asustaba cada vez que veía que se acercaban aquellas pequeñas olas que llegan a saludar con una caricia las orillas del mar para luego irse sin una despedida que le hiciera ser recordada por un gesto tan noble, no sabía cómo describir el sin fin de cosas que percibía, sentía y vivía en un solo momento, temblaba sí, pero no sabía si era de frio o del choque de emociones que estallaba dentro de ella, olvido todo aquello que conocía, olvido el lugar de donde provenía, olvido todo aquello que la escondía e intento asimilar, aceptar que aquello era un nuevo comienzo, un renacer o un simple tropiezo que le cambiaría la vida.

El camino y el tiempo seguían avanzando y ella lo hacía de la mano con ellos, desnuda frente a todo, se mostraba tal como era, no distinguía que en aquel lugar no estaba sola, nunca más lo estaría, caminaba sin cesar buscando algo que se familiarizara con ella, pero no había nada, aquel camino no tenía fin, pero el cansancio le mostraría el límite de ella, poco a poco disminuía la velocidad, poco a poco dejaba de distinguir la realidad, poco a poco era vencida por la adversidad del ahora que tenía en sus ojos que se cerraban poco a poco sin decir más, ya tendida en el suelo sin ningún consuelo su cuerpo vislumbraba todo el alrededor de ensueño que sería su hogar, un lugar eterno que quedaría plasmado como un hermoso encuentro entre lo prohibido y lo vivido, teniendo como único testigo a un mar enfurecido, por jamás tocar aquel cuerpo enardecido clamando un roce que sea tan vivo como aquel silencioso sonido provocado por un viento sin motivo, para arrullar a aquella chica que yacía dormida con una inocencia recordada en sus suspiros.

Poco a poco el mundo despertaba, mareado y muy débil estaba, en sus ojos el panorama era otro y es que ya no estaba en el suelo como recordaba, estaba echada sobre una cama y tapada por sabanas que su cuerpo rodeaban, no se explicaba cómo había llegado a ese estado, pero al voltear se daría cuenta de que alguien estaba a su lado; por primera vez veía a alguien como ella, no sabía cómo actuar, la persona no se había percatado aun del despertar de la chica, ocupada en sus labores interminables y ella sin una palabra para explicar lo que veía, dio un grito agonizante que escarapelaría el alma de aquel pobre hombre que volteaba efusivamente a ver de dónde el sonido provenía.

Mundo sin rumbosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora