- ¡Vaya! Sí que tienes sueño profundo, tan profundo como tu mirada – Dijo aquel hombre que la miraba y ella sin decir nada, asustada por no saber dónde estaba, miraba alrededor suyo tratando de huir en el primer acto, pero algo la detenía, su cuerpo temblaba, sin darse cuenta comenzaba a notarse una mancha en la sabana, algo húmedo comenzaba a esparcirse y ella quieta solo se llevaba las manos a la boca mientras unas lágrimas de sus ojos brotaban. Aquel hombre no sabía lo que pasaba, no sabía que ella era una hoja en blanco, tan pura y tan perdida como el amor de a de veras, corrió y la auxilio, la levanto rápidamente y efectivamente, la cama estaba húmeda y no eran lágrimas, el la vio pero jamás le dijo nada, sabía que en ella algo malo pasaba, solo se acercó y suavemente comenzó a quitarle aquellas sabanas manchadas sin quitar de sus ojos su mirada, demostraba ante todo la caballerosidad que algún día le fue inculcada y que por ningún motivo debía de perder, menos aún por simple momento que lo calentara, luego de eso le dio una nueva sabana para cubrirse y la dejo sola para llevar lo sucio a otra sala, ella seguía sin moverse y sin saber dónde estaba, exclamaría otro grito de miedo, miedo que la mataba.
- Todo está bien, solo era una sábana más, no tienes de que preocuparte, mas creo que fue un error no presentarme, Esteban es mi nombre y pues vivo en este humilde lugar alejado de todo lo malo del mundo – dijo aquel hombre mientras volvía, llevaba en sus brazos algunas ropas que parecían vestidos, - Por si te lo preguntas, son de mi esposa fallecida, murió hace unos años, me dejo solo y desolado, con un vacío que llenar y muchas incógnitas que son mi calvario – dijo esteban mientras extendía sus brazos dándole algo que ella no entendía, no sabía que era ni que se suponía que hiciera, solo lo miraba a él y aun extraña extendió su mano hacia su rostro, lo palpo y se dio cuenta de que no era algo extraño, era alguien igual a ella aunque no de una forma tan cercana, tenía manos y pies, aunque estos traían algo raro que los tapaban, al igual que todo su cuerpo estaba cubierto por cosas que nunca había visto, el no temblaba y de su boca salían muchas cosas que a ella le asustaban; El ya comprendía que ella no hablaba, pues aquel lugar donde vivía era una isla alejada del ruido y de todo lo que hace a una persona esclava de una sociedad corroída y putrefacta que poco a poco se autodestruía mientras supuestamente se glorificaba en la nada; sabía que ella no podía haber terminado de una naufragio pues aquel día no había encontrado nada más que aquel cuerpo desnudo en la playa, no se explicaba que hacia una persona más en aquella isla desolada, pero entendía de que esa mujer necesitaba una mano que la ayudara a comprender su alrededor y lo que el mundo le daba, aquella noche el con un poco de paciencia la vistió, la alimento y por primera vez ella tuvo su primer contacto con alguien que no entendía pero que buscaba la manera de llegar a ella, a través de señas o movimientos incoherentes, que sin querer le robaban una sonrisa que difícilmente en su rostro dibujaba, pero que dentro de ella algo causaba, se sintió a gusto y poco a poco el miedo que sentía se esfumaba, acompañados de una fogata ella por primera vez regresaba a esa oscuridad, pero ya no sola, alguien más estaba su lado para auxiliarla, aunque no entendía nada se sentía alegre con ella misma y con la persona quien aquella hermosa noche la acompañaba.
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Mundo sin rumbos
RandomElla nunca conoció nada, criada y formada por el conformismo que rodeaba el lugar y las personas que vivían con ella era lo único que sentía, hasta que se vio forzada a sobrevivir, adaptarse y alejarse de todo lo que conocía, y lo que conocía era ab...