Hace muchas lunas existió un pueblo ya olvidado por el viento, lleno de maravillas, con gente alegre y cielos muy azules.
En ese pueblo vivía un pequeño niño con su familia. Una madre adorable de brillante sonrisa, ojos grandes y rosadas mejillas, quien cada domingo horneaba una tarta de manzana; un padre de gesto amable, alto y muy trabajador. Para muchos, esa era una familia muy dulce, tal vez no perfecta, pero lo suficiente para criar a un hijo con el amor debido.
Para su octavo cumpleaños, su padre le compró un conejo de peluche; este juguete era especial, su pelaje era gris claro, muy suave y con orejas largas que cubrían sus ojos cuando se caían, pero lo mas llamativo del juguete eran sus ojos: dos grandes óvalos con incrustaciones de Lapislázuli. Era el juguete más hermoso de todos.
El niño amaba su conejo, le llamo "Mr. Bunny". Solían jugar todos los días, el pequeño contaba sus secretos al conejo y día tras día su vínculo se hizo muy fuerte.
Los pueblerinos jamás habían visto a un niño tan alegre con un juguete así.
La vida pasaba con emoción. Tan brillante, tan veloz.
Pero entonces algo pasó, una tragedia...
Su padre había fallecido de manera extraña en un viaje al pueblo vecino. Su madre, con el corazón confundido, no tardó en llevar a otro hombre a la casa, pues necesitaba quien le diera sustento a ella y a su hijo.
Por primera vez en su corta vida, al pequeño le parecía que los días eran fríos, solitarios, la lluvia parecía ser mas intensa... y amenazadora...
La madre que una vez tuvo una gran sonrisa, lloraba cada noche, el color en sus mejillas había desaparecido, algunas veces aparecía un color morado alrededor de sus ojos.En su tristeza, el niño olvido a su conejo y se dedicó a hacer una cosa: crecer para así poder alejarse de todo el mal que sentía...
Pasaron algunos meses antes de que volviera a notar a su pequeño conejo que ahora estaba empolvado, lo llevó consigo para jugar. Era un día más alegre, con aire fresco, volvía a divertirse.
Cuando volvió a casa encontró a su madre derrumbada en el suelo, a su alrededor un gran charco rojo y su mirada perdida. Su padrastro lo miró con ojos cegados de odio, su ropa estaba manchada del mismo color que el charco, llevaba los pantalones abiertos, una daga en mano y un asfixiante olor a alcohol.
Paralizado por el miedo que le habia causado esa escena, el niño no supo que hacer, sus ojos se inundaron de lágrimas y su corazón latía rápidamente llenando su cuerpo de adrenalina. Acertó en correr tan rápido como pudo hacia su habitación, siendo perseguido por el hombre; cerró la puerta con llave, abrazo a su conejo y se oculto debajo de la cama. Al callar los alaridos furicos del hombre, sus sollozos eran lo único que se podía escuchar en la silenciosa casa.
El silencio y la oscuridad jamás le habían hecho sentir tanto miedo como esa noche. Su pequeño cuerpo temblaba, sentía tanto frío como nunca antes, sus mejillas parecían no querer secar nunca al igual que sus ojos parecían no poder dejar de derramar lágrimas.
Pasadas un par de horas, el niño, quien había logrado quedarse dormido un rato, se despertó de un sobresalto. Finalmente decidió salir de su escondite.
-Debo bajar- le dijo a su conejo entre sollozos- quizá pueda ir por ayuda, mamá siempre deseó que yo fuera valiente- el niño abrazó nuevamente su peluche. Sus manos sudaban frío- no puedo llevarte conmigo por que será peligroso, pero te prometo que volveré a salvo...- Él sabía el peligro al que se estaba enfrentando, sabía que aquel hombre era malo, lo había visto varias veces robando cosas del mercado, amenazaba a las personas para que le dieran lo que él quisiera, incluso lo había amenazado antes a él con darle una golpiza si le contaba a alguien lo que había visto. Entonces levanto la oreja del conejo y con la voz quebrada por el miedo, le susurró- Con mi alma vivirás. Serás reflejo de todo daño hasta que abandones tu corazón- jamás se imaginó que su amor y su alma harían un gran cambio en el conejo con esas palabras. Le había otorgado un don maldito que le impediría volver a dar verdadera felicidad a un niño.
Lo escondió debajo de su cama, lo miró una vez más y salió de la habitación...
Días más tarde.
Las calles habían sido adornadas con listones negros. Los pueblerinos que antes lucían felices, ahora parecían estar angustiados.
-Era una familia muy unida
-Desde la muerte de su primer esposo ella se veía muy distraída, su nuevo esposo se enfadaba con facilidad
-¿Y lo encontraron?
-Si, pero no con vida. Dicen que estaba loco y después de terminar con su hijo se suicidó
-Pobrecito niño, era tan alegre y tan dulce, muchas veces me ayudó con algunas tareas, era muy amable
-Sí, él no merecía pasar por todo eso. Pero su madre debió saber con quien se metía, ese hombre era muy peligroso, nadie en el pueblo lo quería
-Amenazó a mi marido una noche, estaba tirado ebrio frente a nuestra casa y cuando se acercó a pedirle que se fuera él lo golpeó, tuve que pedirle a un médico que viniera a revisarlo
-Nunca debió venir...
Las cosas que quedaron en la casa fueron tiradas al basurero y las más importantes puestas en venta o donadas. Entre las cosas que terminaron en el basurero se fue el pequeño conejo, nadie se dió cuenta del valor que había en sus ojos; entonces un día... otro niño lo encontró...
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Mr. Bunny
Paranormal"Con mi alma vivirás. Serás reflejo de todo daño hasta que abandones tu corazón" Existe una leyenda sobre un niño y su conejo de peluche. Se lo obsequiaron en su cumpleaños y era el juguete más precioso de todos. Pero todo cambio con un asesinato. L...