Insomnio

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Me cuesta dormir , me cuesta cerrar los ojos, no puedo enfrentarme a él; al diablo que me observa del otro lado del espejo, al demonio que lleva mi nombre y su apellido es la ira.

Envidio a quienes concilian el sueño eterno; quienes nunca más tendrán que preocuparse por abrir los ojos de nuevo.

Quisiera quedarme tranquilo y descansar como alguien que su corazón se detuvo; irme a dormir a la cama de un hospital y fingir que no me queda mucho tiempo.

Anhelo dormir de mil formas distintas, deseo tan sólo que mi cuerpo se quede sin energía; que mi mente se apague por completo abandonando mi conciencia en un tranquilo y eterno silencio.

Tan sólo añoro; sentir que mi respiración avance cada vez más lento, hasta que mi ultimo aliento abandone la cascara reseca que queda de mí.

Desearía sumergirme en una piscina de alquitrán; que el suelo se  trague mi persona hasta desintegrar cada célula de mi cuerpo orgánico.

Quiero que el silencio me cobije por competo; que la oscuridad sea mi canción de cuna y me arrulle hasta que mi corazón deje de latir, hasta que duerma eternamente sin temor a ser despertado.

Sin soñar, sin imaginar y sin pensar... sólo deseo perder la conciencia; dormir tan profundo sumergiéndome en un ataúd submarino que me arrulla;como a un inocente bebé en su cuna. Sin escuchar, sin sentir; tan sólo hundirme poco a poco en esa hermosa oscuridad sin fondo.

Pero no puedo... no puedo siquiera cerrar los ojos.

Imaginar el horror de ver lo que hay bajo mis parpados hace que quiera vomitar mis entrañas.

Mis huesos se retuercen de terror, mi respiración se corta con sus afilados ojos observándome desde el otro lado del espejo.

Demonio de la rabia cuya voluptuosa bilis se desborda por cada uno de sus poros en su roja piel, expulsa aire caliente que pesa seis veces más que el aire normal.

El diablo lleva mi nombre e intenta apoderarse de mis latidos, el diablo acerca su boca a mis oídos y sopla en ellos un enjambre de moscas; que carcomen mi mente y sólo dejan sus huevecillos.

El demonio me espera en mi habitación todas las noches para devorar mi fuerza y mi tranquilidad.

Cada vez más cerca... escucho su respiración tomando mi ultimo respiro, su pulso en mi vientre me paraliza completo; congela mi piel con sus frías manos, la angustia me invade y me es imposible parpadear siquiera... sólo puedo permanecer despierto hasta que mi cuerpo ya no pueda más, hasta que mis capacidades cognitivas se detengan por completo y mis ojos se apaguen... hasta que mis ojos se tornen blancos y él me haya devorado con su insaciable mirada.

  © 2017 Máscara de conejo  

Palabras que no llevan a ninguna parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora