Bestie

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Azel sonreía solo para que tu sonrieras también. Su mundo podría estar todo hecho una mierda pero aun así el sonreía.

Con su radiante sonrisa hacía que hasta el mas crudo corazón de hielo se derritiera.

Su interesante color de ojos hacían que quedaras mirándo horas y horas.

Azel era ese amigo que estaba contigo en la buenas y malas, el te apoyaba y te daba ánimos cuando no estabas bien.

Azel siempre sabía que decir y no entendías cómo o porqué, pero él te decía las palabras adecuadas, esas que esperabas escuchar.

Con su estilo vintage combinado con esos rulos cafés que se disparan hacia todas direcciones sobre su cabeza dejabas tus ojos en él y debías acercarte.

Y cuando te acercabas, conocías todo lo anterior y más.

Lápices, lienzos, espirales, colores, sonrisas, sonrisas... sonrisas. Poemas de corazón roto que arreglaban un poco el tuyo porque, si, era hermoso.

Todo encapsulado en un cuerpo de poco más de un metro setenta que era, en conjunto, demasiado para cualquiera.

Pero para Azel lo único catalogado como demasiado eras tu; porque él era de las, casi extintas, personas que te hacían ver lo bueno que poseías y decías insuficientes y lo increíble de las que tu a penas considerabas buenas.

Lamentablemente sí como tu y todos tenían altos y bajos, Azel los tenía también y ¿Como volvía a levantarse?

Con lápices,  lienzos, espirales, colores, sonrisas, sonrisas, sonrisas, con poemas de corazón roto... y, una vez te acercabas y lo descubrías, también lo hacía contigo.

La Nube☁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora