Capítulo Nueve

2.5K 335 112
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Blake siempre había sido muy intenso en cuanto a las palabras que usaba al hablar conmigo, me lo demostró desde que nos besamos por primera vez y en todos los momentos posteriores. La manera en la que se dirigía a mí, sus atenciones, lo profundo que sonaba todo en su boca. Todo era apasionado, Blake lo era.

No obstante, todo aquello que en el pasado no me había molestado, en este momento me parecía demasiado; ya no me gustaba era incluso incómodo.

Para él, por la forma en la que me miraba, con esa devoción, como si yo fuese lo más valioso en el mundo, era como si entre nosotros no hubiese pasado nada, me seguía mirando como si no me hubiera mentido en incontables ocasiones o como si no me hubiera fallado, como si entre nosotros nada hubiese cambiado. Y lo había hecho, le gustase o no, ni él ni yo volveríamos a ser los mismos. Nuestras acciones nos habían llevado a un punto de no retorno, en el que no podríamos volver al punto inicial.

Si le había abrazado era porque estaba agradecida por haber protegido a mi familia hasta aquí y porque aunque no lo reconocería en voz alta, también lo había echado de menos. Blake había sido un apoyo muy grande para mí, y era normal que por unos segundos se me hubiera pasado la cabeza que quería que estuviera conmigo.

Pero eso era pasado ya, estaba aprendiendo a vivir sin necesitar a nadie a mi lado, o lo estaba intentando al menos. El hada de fuego tenía que ser independiente, no podía depender de nadie, y menos aún de los sentimientos que tenía hacia otras personas, ya fuese un hombre lobo o un vampiro. Me lo habían remarcado muchas veces desde que había llegado aquí.

—¿Aerith?

Blake intentó llamar mi atención, no le gustaban mis silencios, eso era una de las cosas que tenía clara de él en el tiempo que compartimos, y en eso seguro que no me había mentido, por lo que alcé la vista del suelo y lo miré a los ojos. En su mirada parecía que había pasado mucho más tiempo del que en realidad había sido, tenía la expresión mucho más endurecida de lo que recordaba y unas grandes bolsas debajo de los ojos, incluso tenía una incipiente barba de escasos días, lo que me hacía suponer que su viaje hasta aquí no había sido nada fácil, estaba cansado y se notaba.

Blake había envejecido mucho en estos meses, y eso solo me hacía preguntarme una posible explicación a eso. ¿Qué le había pasado para verse tan desmejorado?

—¿Habéis tenido problemas en el viaje?

—¿A qué te refieres con problemas?

—Si os han atacado o no. A Matthew y a mí nos atacaron un grupo numeroso de vampiros cuando nos quedaba poco para llegar, a eso me refiero. ¿Os ha pasado?

Blake dudó, frunció de forma leve el ceño y me apartó la mirada. Sin pensar mucho, coloqué mi mano en su mejilla y le obligué a que me mirase de nuevo. Esa actitud por mi parte le sorprendió, pero no me quitó la mano, al contrario, puso la suya encima y la acarició de forma sutil con sus dedos.

Imperdonable  ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora