Capitulo 2

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Tras ver algunos cuerpos desplomarse a su alrededor, sintió el roce del viento siendo cortado por diversas dagas lanzadas a gran velocidad en todas direcciones, mientras se dirigía hacia la puerta pudo percibir un olor a sangre en el ambiente cada vez más intenso, trató de no dejarse afectar por todo lo que estaba ocurriendo, pero no dejaba de pensar que era su culpa por ir a refugiarse en un lugar tan concurrido.

«Bien hecho, cerebro de colibrí, ahora esto es un caos y todo por tu temperamento inestable»

No le preocupaba del todo los no-humanos, pues él sabía que eran duros de matar, sino que había personas comunes en el establecimiento, y por su mal juicio de la situación ahora muchos de ellos estaban muertos. Al llegar a la puerta, tenía planeado salir para escapar, pero no pudo ni tocarla, pues una daga pasó cerca de sus manos al acercarlas al pomo, evitando que la abriese, en ese momento, estaba frustrado por tener su huida arruinada, sin embargo, un dolor punzante interrumpió sus pensamientos, el cual recorrió su brazo y torso hasta la punta de sus dedos, pasando por su cintura.
Miró su espalda, tenía una daga clavada en el omóplato, de la cual solo se veía la empuñadura.

«Tienes que estar bromeando»

La sacó de un solo movimiento con la mano izquierda, dando paso a un líquido entre rojo y negro, pero por las luces era totalmente obscuro, el cual fluía en grandes cantidades, manchándole la espalda de la chaqueta en un par de segundos por completo. Éste se dio media vuelta y, con daga en mano, caminó lentamente hacia donde él creyó que provenía el arma, derramando sangre por el suelo del local.

—Te juro, seas quien seas, que te arrepentirás de esto, pues si caigo aquí y me voy al infierno...— Levanto la mirada, tenía la cara pálida por la pérdida de sangre, lo cual hizo denotar sus ojos dorados, ahora llenos de rabia —... te arrastraré conmigo, y jugaré contigo por la eternidad—

Siseó estas últimas palabras, denotando que la pérdida de sangre le afectaba más de lo que él quería aparentar.

—¡Oh demonios! No, no... ¡Carajo!—

Dante Observo con cierto horror como algunas personas alrededor se desplomaban por el lugar sin vida.
Llevo sus manos a su rostro por un instante, los oídos le zumbaban por los gritos y el ruido de diversos objetos al romperse, trato de tranquilizarse. Debía hacer algo, había involucrado a personas inocentes y sobre todo había perdido de vista al chico pelirrojo, si no lo encontraba...
Sintió la presión de las circunstancias, la adrenalina recorrer su cuerpo... era como si su cabeza fuera a estallar en cualquier momento. Enterró sus uñas entre el cabello y la desesperación lo invadió, su corazón latía rápidamente y le costaba respirar, finalmente sin darse cuenta dejo salir todo el estrés acumulado con un fuerte grito. Una pequeña onda de expansión se generó repeliendo la lluvia de dagas, alcanzo a escuchar una última ola de gritos y alaridos y después hubo silencio.
Cayó de rodillas aun con las manos cubriéndole el rostro, había un remolino de pensamientos dentro de él, sabía que los atacantes seguían allí, si no se movía sería un blanco fácil. Tenía que reaccionar

«¡¡Vamos, muévete!! ¡¡Vamos!!»

Gritaba en su cabeza, pero su cuerpo se negaba a obedecer, no pudo más que permanecer quieto en silencio.

Tras la muerte de medio bar, los dos porteros incluidos, su vista se había tornado de un rojo oscuro, no podía entender ni sentir nada, pero seguía percibiendo a sus atacantes.

—No eres tu—

Siseaba mientras recorría a las personas que habían quedado con vida, una por una y con una mirada vacía aterradora, sin contar que, a causa de la "lluvia" de dagas, ahora tenía unas cuantas más clavas en los brazos, piernas y espalda.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2019 ⏰

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