Las cajeras del chino

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Los supermercados chinos son casi una parte esencial de nuestra vida cotidiana, ya que dentro de esas cuatro paredes y decenas de góndolas podemos encontrar muchas de las cosas necesarias para nuestra subsistencia, desde las piedras para el gato que nos encontramos ayer, hasta un par de medias similares a las que perdimos en nuestro último viaje a la costa.
Y dentro de este extravagante lugar podemos encontrar una gran variedad de personajes: el repositor de dudoso aspecto, la señora que no alcanza los productos más altos, o los hijos de los dueños que andan correteando por entre los pasillos. Pero de todos los personajes hay uno que siempre se repite y que vayas donde vayas lo vas a encontrar: la cajera.
Estás señoritas, aunque jóvenes de aspecto, siempre tienen a su cargo uno de los niños antes mencionados, lo que inculca en ellas una severidad que pondría a la raya hasta al mejor de los coroneles. Y a pesar de que poseen ya cierto tiempo en el país, muchas veces parece que hacerles una simple pregunta es meterse en un curso de traductorado básico, ya que te responden en un chinañol que te termina dejando más desorientado de lo que estabas. A pesar de esto, las cajeras son personas sumamente inteligentes y astutas a la hora de realizar transacciones con dinero, ya que en un abrir y cerrar de ojos transformaron tus $10 de vuelto en una bolsa llena de caramelos, los cuales están duros de viejos.
En cuanto a su aspecto, son todas mujeres flacas de tersas y blanquísimas pieles, como si el constante ver pasar comida las asqueada y evitase que se alimentarán; lo cual únicamente serviría para que ocupen más tiempo en su labor y menos bajo los hermosamente cálidos y Dorantes rayos del sol.
A pesar de todo lo anterior, estás corteses damas siempre te reciben con una amplia sonrisa, como si algún tipo de meditación oriental las ayudase a relajar un poco las tensiones de trabajar todo el día atendiendo personas y soportando sus no siempre buenos tratos.
Así que la próxima vez que veas a la cajera de un chino, presenta tus respetos; estás ante una mujer con más paciencia que un maestro shaolin y más resistencia que el mejor maratonista.

Aguafuertes 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora