Los palomeros de las plazas

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Las tardes en la ciudad son un espectáculo hermoso para los ojos si es que uno puede darse el lujo de vaguear por sus calles. Pero si se prefiriese descansar a la sombra de un sauce o simplemente tomar unos mates mientras escucha el cantar de los pájaros, lo mejor que puede hacer es ir a una plaza.
La atmósfera en estas, principalmente las de la capital, ha mutado de manera radical a como eran hace 30 o 40 años. En esos tiempos decenas de chicos se juntaban a jugar a las bolitas, a la rayuela y a otros tantos juegos inocentes en los cuales invertían largas horas de vida. Hoy en día, los pocos chicos que uno aprecia, se encuentran como atontados frente a la pantalla de algún aparato electrónico, como si fuesen casi a morir por apartar los ojos del mismo.
Pero a pesar del paso del tiempo, hay un personaje que nunca desapareció, aquel viejo que alimenta a las palomas. Físicamente tienen todos características muy similares; cabellos escasos y blancos, los cuales se encuentran envueltos en una vieja boina de cuero gastado; un abrigo de lana o de algún polímero similar, que a uno le genera calor solo de mirar; y unos viejos pantalones que se encuentran siempre desentonando los zapatos que el mismo calza. Su peso es inversamente proporcional a la cantidad de palomas que alimenta, como si fuesen estás las que le quitasen de su desdentada boca la comida.
Y si uno se sienta al lado de ellos y comienza a charlar, se da cuenta de  lo solitaria de sus vidas, y de lo cruel y despiadado que puede llegar a ser el paso del tiempo con el ser humano; lo que lo lleva a pensar en su futuro como adulto mayor.
A pesar de esto, ellos son felices con el simple hecho de saber que otro ser vivo depende de ellos, haciéndolos sentir menos inútiles. Pero lo que ellos no se dan cuenta es de lo necesarios que son para que la vida en las plazas continúe, ya que si lo pensamos bien, estos hombres son tan esenciales para la subsistencia de la plaza como lo son los árboles, y si alguno de estos faltará, los parques se transformarían solamente en otro lugar, donde los niños van a poner sus ojos detrás de una pantalla.

Aguafuertes 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora