[ III ]

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Marinnette tardo un poco en responder, las palabras no salían de sus labios. Pero cuando por fin habló, Adrien no se imagino que iba a conmoverse de tal manera.

—Obvio que te amo, desde que te vi me he vuelto una persona insegura sobre qué clase de amor está bien tener, diferencias entre el amor y la atracción, lo pasajero y lo duradero, compatible y similar, me he cuestionado sobre leyendas, mitos y cuentos que me ayuden a entender lo que siento por ti y el porque—Marinnette lo miro con ternura mientras entrelazaba sus dedos aún protegida por el abrazo de Adrien.

—No somos las personas más honestas del mundo, tampoco las más estables, pero somos fuertes, cargamos con las vidas de todos los parisinos, y aún así seguimos adelante. Cómo Chat Noir o como Adrien siempre has tenido un espacio en mi corazón, tu bondad, tu inocencia, tu amabilidad, tu calidez, el romanticismo en tus palabras, tu melodiosa voz, tus ricitos de oro, tu humor infantil, creeme me maravilla todo sobre ti. Me fascina saber todo sobre ti, las canciones que te hacen bailar en la oscuridad, los conceptos que te causan nostalgia, las películas que te hacen llorar, los amaneceres que te hacen suspirar. Quiero saber que hay en tu mente 24/7, Porque te amo, Adrien Agreste.

—Eso me Alegra, porque...Yo también te amo Marinette Dupain-Cheng.

Adrien suspiró aliviado y unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, opacando su alivio Adrien miro a la mujer frente a el y no pudo evitar reír incomoda e inexpertamente al notar la cercania de sus rostros. Marinnette, al igual que el, se sonrojo y se rió con el. El atardecer estaba cayendo sobre París, y al igual que sus preocupaciones el sol se ocultaba en el horizonte.

Los dos adolescentes sé miraban entre sí, ya sabían lo que seguía pero era tan inexpertos que tenían miedo por la reacción del otro. Sus corazones latían sincronizadamente, sería una desgracia si no se besaran en ese mismo instante, es lo más esperado de una pareja pero no sé sentían listos para una relación en esos momentos. Cómo actuar como un par de adolescentes hormonales antes de entrar en una guerra con su mayor enemigo?

Adrien miro a Marinnette sobre las luces de la ciudad, sus ojos centrados en cada uno. Con sus manos Adrien paso el cabello de Marinnette detrás de sus orejas y paso su pulgar sobre la piel de Marinnette. Adrien se acercó hacia su rostro, y deposito un suave beso en su frente. Lentamente y como engranajes sus cuerpos se encajaron en un abrazo.

Se quedaron ahí durante minutos, pero el sentimiento de calidez y esperanza estaba allí.

Ya bajo la luz de la luna caminaron de nuevo hacia los adentros de la mansión, cogidos de las manos y Marinnette recostada sobre su hombro. No podía estar estar más feliz.

—Adrien—Le llamó—Seamos adolescentes solo por un rato más—

Adrien asintió y en los pasillos de la mansión la separó de ella mientras se organizaba la ropa y el cabello. Volteó y la miro, pidió su mano en ese instante la jaló hacia el y le dió vueltas cerca de sus brazos. Las risas nerviosas y el calor de sus manos hacia que sintiera las mariposas traicioneras revolotear sobre sus brazos y sus pestañas. El cosquilleo sobre su piel al sentir el tacto de Adrien sobre ella, sobre su cintura mientras giraban en la pasillos de la mansión.

Tan cerca el uno del otro, mientras sus pies los guiaban a la habitación en dónde estaban antes. A partir de ese momento todo cambiaria, pero solamente querían parar el tiempo allí en ese momento tan floreciente. Bailando en los pasillos, entre retratos y jarrones de cerámica sobre la alfombra vinotinto y tras las ventanas de cristal.

—¿Entonces es aquí donde termina este sueño?

—Me temo que si, My lady—Adrien paro frente a la puerta de la habitación en dónde estaban anteriormente—Cuando todo esto acabe, Marinnette, podremos estar juntos. Dudo que si entrometemos nuestros sentimientos durante esta pelea, podríamos colocar en riesgo nuestro futuro—

—Lo sé, y es por eso que pienso que así todo está bien, ahora más que nunca te necesito y necesito que confíes en mí.

—Tu mandas, My Lady.

Marinnette entro otra vez a la habitación donde Nino y Alya estaban esperando, Alya dormida sobre el hombro de Nino sentados sobre el sofá de cuero negro. Al ver esta imagen, Marinnette decidió dejarlos descansar y pasar la noche.

Adrien y Marinnette siguieron caminando por los pasillos hasta que escucharon unas risitas proveyentes de la habitación que antes era de Adrien. La puerta estaba entrecerrada, en ella se encontraba una niña de piel oliva y cabello negro y corto con un lazo sobre este, usando un overol y una camiseta roja, una o dos tallas más grande que ella. Los ojos cafés de la niña brillaban al hablar animadamente con un chico pelirrojo de ojos azules, que usaba una camisa blanca y encima un suéter amarillo y unos pantalones de mezclilla.

Afuera de la habitación, los héroes se preguntaban quienes eran aquellos niños.

—¿Quienes crees que son?

—No tengo Idea pero ese cabello rojo lo reconocería en cualquier parte—Susurró Marinnette.

El Adrien de este tiempo, quién iba caminando por los pasillos de su mansión, se dió cuenta de lo que hacían sus yo Adolescente.

—Ellos son Emma Agreste, y Charles Kurtzberg—Dijo el mayor detrás de los adolescentes.

—¿Agreste...y Kurtzberg?

—Emma es nuestra hija, la adoptamos hace unos años es una niña muy alegre y carismática—Dijo mientras se llevaba a los adolescentes a otro lugar—Y el es hijo de Chloe y Nathaniel, Charles, El es bastante tímido pero debo decir que tiene el temperamento de su madre—

Era bastante difícil de creer, el pintor y la hija del alcalde de París.

—¿Entonces quién es Hugo?

—Hugo a penas es un niño, tiene 1 año, es nuestro primer hijo biológico

El Adrien mayor paró en seco y se colocó a contar con los dedos y a murmurar números.

—Y en éstos momentos, Marinnette está embarazada de mellizos entonces son nuestro tercer y cuarto hijo...—Adrien suspiró y miró a los adolescentes—Parecemos conejos—

—¿Conejos?

Adrien río incomodamente tratando de cambiar de tema.

—Creo que sería mejor que siguieran buscando una solución mañana.

—En realidad nos toca esperar a que Hawkmoth haga su movimiento.

Adrien asintió y guió a los adolescentes al cuarto de invitados. La habitación era acogedora, tenía un par de ventanas gigantes que daban a la ciudad y un par de camas vestidas de sábanas blancas que sobre ellas se encontraban un par de flores lavanda secas. Y en la mesita de noche una vela aromática y una lámpara.

—Pueden dormir aquí por hoy—les dijo y se fue cerrando la puerta.

Silencio incómodo.

Our Future My Lady...[EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora