Calma quedaba en lo profundo de mis pensamientos
Frío sentía al no tenerte en mi rutina.
Corta era la vista de nuestros ojos,
el tiempo esfumaba todos esos momentos rotos.
Clarece el alma
cuando tu sonrisa encendía la llama.
Más suaves tus manos
que suelo encerado.
Tan loca tu mente,
más loca que la propia gente.
Era tu nombre,
el que hacia dibujarme una sonrisa para siempre.