Capítulo 4 - Enloqueciendo

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Cuando Isa me pasó a buscar James inmediatamente subió a la habitación en la que me encontraba para avisarme

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Cuando Isa me pasó a buscar James inmediatamente subió a la habitación en la que me encontraba para avisarme.

Sin mediar palabra con él bajé las escaleras de forma apresurada y apenas vi a Isa no le permití ni sentarse no que entablara con el enemigo... o sea James.

Apenas salimos de la casa nos subimos en el C3 azul de Isa y emprendimos un largo y obviamente incómodo viaje en total silencio, mi querida amiga estaba pensando qué decir, sé que lo está haciendo y yo simplemente no sé qué decir, qué pensar, que hacer.

La verdad es que de todas las cosas que podrían pasarme en este momento después de la muerte de Iván la que menos me esperaba era la de volver a verlo justamente a él, aquel hombre que rompió mi corazón de manera intolerable, profunda, grave y aguda.

Y no tenía que lidiar tan solo con verlo, tambien debía hacerlo con la posibilidad de que hubiera venido solo con la intención de quedarse con el bar o aún peor de que se diera cuenta que nos unía algo más que tan solo el bar y nuestro pasado como pareja.

Apenas llegamos a casa le pregunte a Isa si quería quedarse por una taza de té pero ella rechazó la propuesta y antes de irse lo único que me dijo fue:

- En algún momento se lo tendrás que decir Mía, te aseguro que si él hubiera sabido al igual que tú en aquel momento que el pequeño venía en camino él jamás se hubiera ido a pesar del dolor por el que estaba atravesando en ese momento. Piénsalo, te quiero amiga. Cuídate mucho y al menor de los problemas avísame, sabes que estoy para ti cuando quieras sin importar la ahora. Ahora descansa.

- Gracias amiga. Te quiero. Nos vemos.

Después de que Isa se marchó me quité toda la vestimenta que traía y me dirigí al cuarto de baño y me puse debajo de la ducha, necesitaba aclarar mi mente y la ducha siempre solía ser el mejor lugar para hacerlo, pero luego de 30 minutos sin encontrar una solución viable fue que salí de allí envuelta en mi bata para luego secarme mi largo cabello castaño y proceder a cambiarme.

Sin mucho ánimo de arreglarme y aún con un nudo en la garganta y una extrema sensación de incertidumbre y dolor en el pecho me vestí con un jean color celeste, unas botas bajas y una remera negra con un pullover del mismo color, até mi cabello en una cola de caballo, me perfumé con mi colonia preferida con esencia de coco y chocolate y luego baje las escaleras de casa para buscar las llaves del AUDI ya que el C4 lo había dejado en el cementerio supongo, y mañana tendría que irlo a buscar, ya que se me hacía tarde para buscar a Nathan.

Estos últimos días lo había dejado en casa de mis padres primero porque él me lo había pedido y segundo porque mamá me aconsejó que lo dejara con ellos hasta que lograra componerme aunque sea algo en apariencia, pero ya no soportaba más sin mi pequeño, él es mi cable a tierra, mi luz, la personita por la que siempre soñé y luché desde el primer momento que supe que estaba en mi vientre y lo seguiría haciendo hasta mi respiro.

Nathan estaba por cumplir apenas 4 años. Cuando James se fue yo tenía apenas 3 meses de embarazo, pero en ese entonces ni él ni yo lo sabíamos, ya que me enteré al mes de que él se fuera que mi pequeño príncipe llegaría, ese hijo del que tantas noches nos pasamos hablando y anhelando y el cual sin saberlo ya estaba entre nosotros.

Pero aun así la historia no salió como la teníamos planeada pero es lo que me tocó y gracias a Iván logré salir adelante ya que él siempre fue mi mejor amigo y ahora no lo tenía y eso dolía y ardía en mi pecho como diez mil infiernos quemándose dentro de mí al mismo tiempo.

Creo que no soy tan fuerte como debería serlo, pero sé que en algún momento lo lograré. Como decía Iván: "Hay más fuerza dentro de ti de la que puedes imaginar, por eso lo lograrás nena, lograrás todo lo que anhelas.

Y con esa frase en mente es que comencé a conducir hasta llegar a donde estaba mi pequeño al cual tuve que sentarme a esperar ya que según lo que me acababa de decir papá Nathan había salido con mamá a hacer algunas compras.

Estando sentada en el viejo sillón gris de casa de mis padres lo decidí, sería fuerte por él, mi pequeño Nathan se merecía una madre fuerte, y lo sería por él, por el recuerdo de Iván, por mí misma y si era necesario también por James, más allá de que lo que el sintió por mi aparentemente nunca fue amor verdadero.

El Bar Donde Nos ConocimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora