ℱ Narrador omnisciente ℱ
Aquéllos orbes de color zafiro miraba el vacío de su habitación, cada noche las lágrimas bañaban sus blanquisas mejillas, sus súplicas son lo único qué escucha al cerrar sus ojos, reprime las lágrimas qué luchan por salir, reprime los gritos qué poco a poco van desgarrando su garganta. Su rostro se volvió pálido, con frecuencia grandes ojeras se posan debajo de sus ojos, su piel marcada por las mordidas qué al poco tiempo sé tornan de color violeta, pequeños moratones en sus muslos, con miedo de qué alguien pueda enterarse, lo oculta bajó su ostentosa ropa.
Los sirvientes preocupados por el bienestar de su amo, murmuran en los rincones de la mansión, sus suposiciones sobre lo qué le sucede a su joven amo. El mayordomo con su pulcro traje, camina hasta la cocina dónde ecucha los murmullos de los humanos.
– Vuelvan a sus deberes, todo debe estar preparado para la visita de Elizabeth-sama– Ordenó el demonio, dándole un susto de muerte a los sirvientes quiénes no estaban enterados de su precensia, la torpe sivienta decidió hablar para saber qué sucedía con su bocchan.
– Etto... Sebastian-san, el joven amo últimamente está más pálido de lo normal, ¿usted sabé qué le sucede?– Preguntó Meyrin acomodando sus anteojos y temblando por el miedo
– No es nada malo, lo del joven amo,vuelvan a sus actividades qué a Bocchan yo lo cuidaré– Afirmó el demonio, una vez qué los sirvientes se retiraron suspiró pesadamente, encaminandose a la habitación de su niño para despertarlo. Entró pensando qué encontraría a Ciel dormido, pero éste estaba sentado en la punta de la cama viendo un rincón oscuro de la habitación.
Se acercó a el sigilosamente cómo un cazador a su presa, Ciel lo miró con terror mientras se alejaba lo más rápido posible, pero fue tomado por el tobillo, pataleo y pegó manotazos, pero todo eran en vano. Sebastian colocó a Ciel abajó suyo, bajó con delicadeza los pantalonsillos del azulino, llevó su mano hasta su entrepierna y bajó la cremallera de su pantalón, dejando ver su erreccion. Ciel despavorido comenzó a golpear a Sebastian sin parar, pero no duró mucho, se escuchó un carruaje frenar. A una velocidad asombrosa, Sebastian acomodó su ropa y la de Ciel, bajaron rápidamente las escaleras para encontrarse con su prima, la cuál corrió hasta él, ni bien lo vio.
–Ciel, no sabes cuánto te extrañe durante mí estadia en Francia– Le contaba la pelirubia a su primo, Sebastian se retiró para traer unos bocadillos y el té. Elizabeth aterrorizada por el estado de Ciel lo obligó a sentarse. – Ciel.... tú piel, ¿Dime de qué son ésas marcas en tú cuello?– Preguntó mientras tocaba con la punta de sus dedos las marcas,el no era así y ella lo sabía,algo le sucedía y era grabé.
– No es nada, no debés preocupante– Le dijo tranquilizandola, Elizabeth trató de abrazarlo, pero Ciel se apartó violentamente – No me abrazes– Musito miedoso de lo qué Sebastian pueda llegar hacerle a su prima, sí se entara qué lo abrazó.
– Ciel fue un gustó verte, me debo ir – Salió rápidamente antes de estallar en llanto por el rechazó de su prometido, era mejor qué lo odiara para no salir lastimada.
– Oh la Señorita Elizabeth ya se marchó, qué pena– Habló con falsedad el mayordomo, dejó la charola con té y los bocadillos aún lado, tomó a Ciel de la cintura y lo llevó a su habitación, una vez en la habitación cerró la puerta con seguro para qué ninguno de ésos buenos para nada los interrumpieran. Lo apoyó contra la pared, y comenzó a desvestirlo.
Era inútil, no podía liberarse de Sebastian.
Lo amaba.
¿Porqué resistirse?
Se dejó ser, sucumbiria al placer.
Después de todo no tenía nada qué perder.
Cuándo Sebastian se iba a separar, Ciel en un fuerte y firmé agarré lo tomó de la nuca atrayendolo a sus labios nuevamente, Sebastian quedó extrañado por el repentino comportamiento del ojiazul, sonrió y se dejó mimar por su niño. El azulino se separó dejando un fino hilo de saliva, sus escurridisas manos bajaron hasta el cierre del pantalón del azebache, empujó al mayor a la cama antes de seguir, sacó el miembro erecto del mayor y comenzó a juguetear con el. Con dificultad lo metió en su boca, lo sacó y lo lamio cómo si se tratará de una paleta, cuándo se iba a correr Ciel se detuvo. El mayor confundido lo miró, el ojiazul le dedicó una sonrisa maquiavélica.
––Sí quieres seguir deberás acatar una regla– Le susurró sensualmente al oído, Sebastian asintió para qué procediera. ––Te daré un poco de atención, pero tú no podrás tocarme ni besarme– Explicó el Phantomhive, Sebastian quería saber a dónde llegaría y aceptó.
Ciel comenzó a frotar él miembro de Sebastian con el suyo, se agachó y quedó cerca del oído del ojicarmín empezando a gemir exsitando al mayor. Tomó el miembro del azebache y mordió la punta, logrando qué se corriera por completó, trató de evitar no hacer una mueca de desagrado por el semen de Sebastian. Abrió sus piernas y mostró su ya dilatada entrada, se sentó arriba del ojicarmín auto-penetrandose, arqueo la espalda mientras Sebastian lo seguía en el vaivén de sus caderas, apoyó sus pequeñas y blancas manos sobre el pecho del mayor, tratando de mantenerse derecho. Sebastian de estaba volviendo loco al no poder tocar a Ciel.
–¡Joven amo!– Llamó el torpe jardinero mientras corría por los pasillos, Ciel rápidamente se quitó de arriba de su mayordomo.
–Maldita sea, Sebastian ve– Ordenó irritado, estaba a punto de alcanzar el clímax y se vio interrumpido.
–Sí Bocchan– Molestó el azebache se levantó y se visto dejando a Ciel, para regañar al jardinero.
–Tks... Maldito Finnian– Mascullo irritado, ya después pensaría qué castigó darle a ése idiota.
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Furioso por la interrupción con su amo, salió de la mansión para no matar a los sirvientes. Caminó hasta el bosque, allí se sentó atrás de un árbol, con los dientes se quitó los guantes y pasó su mano sobre su pantalón masajeando bruscamente su miembro, gemidos y jadeos se escaparon de sus labios.
–Hmm Ciel– Gemia Sebastian el nombre de su niño, mientras se
auto-complacia. Una vez qué se corrió se levantó y se limpió.Con sigilio entró a la mansión después de estar horas afuera de está. Subió las escaleras hasta llegar a la puerta de la habitación de su amante, entró y se posición a su lado.
–Sebastian– Llamó el Conde mientras se despertaba, él demonio se sentó en la cama y acarició su cabello.
–Lo siento, por haberte despertado– Se disculpó Sebastian mientras le sonría.
–Ya estaba despierto– Le contestó Ciel a su "juguete" lo tomó de la corbata y lo besó tumbandolo a su lado.
(Ciel)
Mí lindo juguete.
Prometo qué nos divertiremos mucho.
Esto es tan sólo un juego, no te ilusiones.
Tú eres el juguete y yo soy tú dueño.
Jugemos un rato más, hasta qué el Alba llegue.
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¡~Hola~! Aquí un nuevo capítulo, gracias a las personas qué siguen está historia, esperó qué allá sido de su agradó. Les vuelvo a reiterar qué todos los capítulos contienen Lemon, algunos no lo contendrán por el índole.
No olviden votar y comentar. 💧
Atte: Krone
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『❝Ciel, porfavor, amame❞』
FanficSebastian ama con locura a Ciel, pero el joven lo rechaza inmediatamente, el amor puede llegar hacer el sentimiento más peligroso, y más si es el amor de dos demonios. Un día todo cambiará, Sebastian será impulsado por la irá y los celos a violar a...