Mi historia comienza cuando me desperté en una especie de celda oscura. El sitio estaba oscuro, teniendo como mi única fuente de luz, una vela a punto de apagarse. Sentía como palpitaban mis sienes haciéndome sentir un terrible dolor continuo. Intenté levantarme, pero mi esfuerzo fue en vano, todo mi cuerpo se encontraba débil. Traté de apoyarme en una silla que estaba junto a mí, lo que me permitió mantenerme de rodillas sobre un suelo de piedra húmeda y pulida.
La vela estaba sobre una plataforma pequeña hecha de piedra, esta estaba pegada verticalmente manteniéndose de pie. Su llama, desgraciadamente, se debilitaba. Me dirigí muy despacio hacia ella tratando de recobrar el sentido en cada movimiento lento que hacía. Cuando lo agarré y lo despegué de la piedra, aproveché la poca luz que esta brindaba para poder mirar a mí alrededor. Todo estaba oscuro y el ambiente era húmedo, había una especie de cama pegada a la pared de mi lado derecho. Se veía muy gastada. El suelo y las paredes eran de piedra y en algunas partes se veían cubiertas por musgo. Entre algunas piedras aparecían insectos caminado para luego volver a esconderse entre otras piedras. Escuché voces que provenían de la oscuridad fuera del lugar donde me encontraba. Al parecer no me encontraba solo.
Me volteé muy despacio y miré unas rejas que estaban detrás de mí.
"¿Una celda? ¿cómo llegué? ¿por qué estoy aquí?", rondaban esas preguntas por mi mente a cada instante.
Vuelvo a escuchar voces.
- No te muevas –susurró una de las voces de la oscuridad.
Luego, de las palabras de la voz misteriosa, una sombra de enorme tamaño apareció repentinamente en mitad de una especie de espacio. Me alejé un poco y apagué la vela de un soplido para que no se fijara en mí. Cuando lo apagué, una ventana de la habitación iluminó ligeramente el lugar donde me encontraba y no era para nada agradable.
Cuando vi afuera de mi celda pude ver varios cuerpos acostados en el suelo y entre ellos, caminaba un ser robusto. Ese ser avanzaba muy despacio entre los hombres acostados, y por cada paso que daba, hacia un sonido diferente. Pude notar que las personas aún respiraban y temblaban, tenían pavor a ese ser.
Los miré aterrorizado y, por el asombro, solté la vela haciendo que cayera e hiciera ruido cuando golpeó contra el suelo. El monstruo se volteó rápidamente y comenzó acercarse a mí. No sabía qué hacer. El miedo provocó un nudo en mi garganta haciendo imposible poder decir o hacer algún ruido con la boca, dejándome completamente mudo. Mi cuerpo se paralizó por completo y mientras el ser se acercaba, notaba que no podía ser humano.
Se paró enfrente de las rejas y de un abrir y cerrar de ojos apareció junto a mí, dentro de la celda. Mi corazón latía deprisa, sentía como algunas gotas de sudor caían por mi frente y recorrían mi rostro, cerré mi puño con fuerza, listo para atacar. Él se agachó y se acercó a mí lentamente, y con una voz ronca, grave y casi indistinguible, dijo:
- Prisionero número 004952, sentencia... Muerte.
Cuando oí eso me aterré y no podía creer que esto realmente esté pasando. De repente, apareció en su rostro un ojo que provocaba un brillo que iluminaba toda mi cara. Era de un color rojo vivo dejándome parcialmente ciego, y de su espalda emergían tentáculos enormes apuntándome, listos para atravesar mi cuerpo en cualquier momento. Traté de alejarme lo más que podía de él, pero era imposible, el cuarto era demasiado pequeño para huir o esquivar sus tentáculos... Este era mi fin.
Alguien de afuera se levantó, aprovechando el momento para intentar escapar, pero ese ser se volteó bruscamente y de un soplido, fue directo hacia él. El monstruo, con un tentáculo, le agarró el brazo y lo alzó muy despacio evitando que él avanzara. Otros tentáculos comenzaron a moverse muy deprisa para sujetar las otras extremidades del chico, haciendo imposible cualquier movimiento que él intentara hacer, y los tentáculos que sobraban los usó para atravesar su cuerpo. El chico gritó con fuerza por el dolor, pero, el monstruo con la mano, lo agarró de la cabeza y la empezó a apretar. Él gritaba con furia y sufrimiento. El monstruo, con mucha facilidad, distanció los tentáculos haciendo que las extremidades del hombre se separasen de su cuerpo. Con la cabeza aún en su mano, lo apretó al instante, haciendo que quedara una simple masa roja ensangrentada. La sangre salpicó todo el cuarto manchando a las demás personas, junto con el suelo y las paredes. Algunos prisioneros no querían ver, y otros con terror y con mucha rabia, miraban fijamente la muerte de, probablemente, uno de sus amigos.
El monstruo arrojó los pedazos del hombre por un pasillo que estaba al otro lado de mi celda, el cual parecía la única salida de este horrible lugar. El ser extraño se volteó lentamente y continuó su rumbo de antes. Al parecer se había olvidado de mí. Lo cual hizo que me aliviara. Giré un poco la cabeza y noté que tenía la posibilidad de sentarme en la cama de la celda. Retrocedí con mucha cautela y logré sentarme sin que él se fijara en mí otra vez.
En unos pocos minutos comenzó a sonar otro ruido extraño que provenía de afuera del cuarto, y aparecieron otros tipos de monstruos muy distintos al que estaba junto a nosotros. Eran como personas, pero, en vez de piernas, tenían unas especies de patas como la de un ciempiés. Se acercaron a los trozos de cuerpo arrojados al suelo. Ellos comenzaron a oler esos trozos y una enorme boca empezó a aparecer en sus rostros y agarraron las partes con sus bocas y se fueron enseguida, el sonido que hacían antes, comenzaba a desaparecer y a debilitarse poco a poco mientras se alejaban.
Decidí relajarme, y tratar de pensar bien las cosas para no cometer un fallo. Sabía que mi vida dependía de eso, así que me quedé allí sentado observando todo con lo que la poca luz me permitía ver.
Me fijé que el ser pisaba a algunos hombres que estaban en el suelo y escuchaba el crujido de sus costillas dándolos claramente por muertos, otras tenían lágrimas en los ojos y solo podían ver un punto fijo para no moverse. Sabía que tenía que salir de aquí, así que, sentado, observé al monstruo en silencio.
Pude verlo con mucha facilidad, miré la velocidad con la que camina, el modo en que lo hacía, por donde se dirigía, sus movimientos. Pude ver todo. Estaba decidido para mí, tenía que salir de aquí de alguna u otra forma. Al ver el paisaje de personas acostadas y desesperadas, me pregunte: ¿Cómo se alimentarán sin que pudieran moverse?, no lo sabía con exactitud, pero algo me decía que pronto lo iba a descubrir.
Me comenzó a pesar los parpados, y comencé a tener algo de sueño. Sentí como si no hubiera dormido hace mucho tiempo, así que sin pensármelo dos veces decidí dormir un poco.
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Huir o morir
Mystery / ThrillerNuestro protagonista apareció en una celda extraña donde es custodiada por seres amorfos y peligrosos. Espero que les guste.