Prólogo

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Boku no hero academia ni sus personajes me pertenecen, son obra de Kohei Horikoshi. Sólo escribo por diversión.

- Momo, ¿estás bien? ¡Momo!

- ¿Q-Qué?

- Tu padre te está hablando, cariño. No le faltes el respeto.

Por el tono en el que su madre se lo había dicho debía de suponer que hacía ya bastante rato que su mente había salido a volar de aquella habitación, de aquella casa, de aquellas tierras, intentando alejarse lo más posible, intentando huir. La voz y la expresión reprobatoria de su madre le hicieron regresar de un sólo golpe, impactando de lleno contra la realidad que se negaba a aceptar, con el futuro que no quería ver.

- No considero que sea algo que deba sorprenderte, hija. Ya estás en edad de comprometerte. Y debes considerarte una chica con suerte, no elegí a cualquiera para ti.

Sentía como el pecho se le cerraba conforme la voz de su padre se volvía más y más autoritaria, dando como un hecho aquella situación en la que, por supuesto, ella no tenía voz ni voto. Dejó de hacer contacto visual con ambos progenitores. Se miró las manos, en esos momentos inertes sobre su regazo.

No, inertes no. Temblaban. Sentía un suave, sutil sudor frío cubriendo sus palmas. Entrelazó sus dedos en un intento por frenar aquella muestra de inseguridad, ansiedad y terror que estaba experimentando. Apretó las mandíbulas lo más fuerte que pudo cuando sintió que sus ojos estaban a punto de traicionarla; los sentía ardiendo, vidriosos. Quería mirar hacia el techo en un intento porque las lágrimas no cayeran desbordando sus mejillas, porque estaba muy segura que lejos de provocar compasión se ganaría una gran reprimenda.

Su padre había decidido que, con 16 años, ya estaba en edad de comprometerse. De casarse, de convivir con un hombre. Desconocido. Un sujeto que bien podría doblarle la edad, que podría hasta incluso parecer su abuelo. Que bien podría ser un déspota, un sádico.

Pero que seguramente estaba bien posicionado en la sociedad y en la economía regional. Debía de tener también una excelente individualidad por la que su padre estaba tal vez tan interesado en unirle con su única hija. Y por supuesto ella debía de estar profundamente agradecida por ello. No debía quejarse de su suerte, sino bendecir los excelentes contactos que había logrado su padre para consolidar aquel compromiso.

Odió tener la individualidad extraña y única que tenía de copiar perfectamente todo lo que hubiese visto alguna vez, heredada de su padre. Odiaba tener buena posición económica.

Por primera vez en su vida, odió ser mujer.

Levantó la mirada. Su madre la observaba con una mezcla de reprobación y comprensión que le provocó náuseas. Siempre había considerado, como la mocosa ingenua que era, que sus padres se habían casado por amor. Qué estúpida había sido; en aquella época las personas de buen poder adquisitivo tendían a conformar matrimonios por conveniencia, y su abuelo materno era un terrateniente conocido del sur. Cómo no lo había visto antes, cómo había sido tan ciega para no percatarse de ello y no divisar lo que se le avecinaba...pero, ¿qué hubiese hecho, huir? ¿enfrentarse a su padre? Siendo la única hija que el matrimonio había concebido estaba claro que ni siquiera iba a tener la opción de ser desheredada.

Iba a tener que casarse, le gustase o no, le agradase o no el sujeto. Quisiese o no.

- Momo, voy a empezar a pensar que estás enferma, di algo.

- Ah, lo siento...sólo estaba prestando atención, padre.

- Bien. Conocerás a Shouto en una semana, tiempo más que suficiente para que te prepares. Recuerda lo que te conté, no podemos perder esta oportunidad, hija.

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⏰ Última actualización: May 20, 2017 ⏰

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