—¡Haku! — grite mientras corría desesperadamente por los largos y abandonados pasillos de la obscura mansión. Los mechones de mi pelo se pegaban en mi rostro bañado por las lágrimas, aun así, corrí abriendo todas las puertas, azotándolas al paso y torturando mi garganta hasta quedar afónica. Sin importarme nada, traspase aquella puerta rosa Chiffon de la cual colgaba un enorme letrero con las palabras NO ENTRAR marcada en lápiz labial rojo; dentro se encontraba mi hermana menor, lista para comenzar a tomarse fotografías en lo que parecía ser su nuevo traje de baño rosa a dos piezas —¡AAAAA! pero qué demonios te pasa loca, ¿no sabes le —Kenia salto a la cama en busca de una cobija que la cubriera, no obstante, no me quede lo suficiente para escuchar por completo su reclamo, solo di media vuelta y retome mi carrera por los corredores.
—¡maldición Haku! — se mezcló el metálico sabor del hierro de la sangre y el amargo de las emociones, la sensación de los acelerados bombeos del corazón los sentía retumbar en la cabeza, nunca debí haberlo dejado solo. Podía sentir su dolor a través de la conexión, era asfixiante. La sola idea de no llegar a tiempo me torturaba y el infinito pasillo no tenía fin.
Atormentada, intente acelerar más el paso, entre corriendo y tropezando me apresure escaleras abajo y aferrándome a mi único hilo de consuelo sujete la preciosa piedra cristalina que colgaba de mi cuello. Estaba fría y aunque era prácticamente casi irrompible, justo bajo mi agarre se sentía tan frágil y vulnerable, al sostenerla, por unos segundos, mi ser logro sentir un poco de alivio, tiempo suficiente para recobrar las fuerzas necesarias para seguir de pie. La vieja mansión se me hacía eterna, pasillos tras pasillos, cuartos tras cuartos ¡MALDITA CASA ANTIGUA!
Abrí puerta tras puerta, inspeccioné cada rincón y no encontraba ninguna señal de él. De repente todo comenzó a dar vueltas, el piso pareció cobrar vida y se negaba a mantenerse quieto, las piernas me temblaron y un hilo rojo comenzó a gotear por mi nariz. Fue tan repentino que perdí el equilibrio, mis torpes piernas se cruzaron y tropezaron al instante, me sentí desorientada, a punto de ser vencida por las náuseas; no obstante, me levante, ignorando por completo el punzante dolor de cabeza, pero justo cuando intente dar un paso, todo se puso borroso y una vez más volví a caer. Afortunadamente, mi descenso lo detuvo la enorme pared a mi izquierda, en este punto estaba totalmente perdida, enojada conmigo misma, con mi familia e incluso con el maldito destino o la estúpida casualidad, todos podían irse mucho a la mierda.
Espere un momento, y con la poca fuerza de voluntad que me quedaba reuní todas mis fuerzas e hice lo mejor que mi cuerpo en tremendo estado me permitiera para seguir avanzando, sentía mi sangre hervir y metro tras metro me costaba cada vez más respirar. Sabía que estaba a punto de suceder una tragedia, debía encontrar a Haku pronto. Jamás me había sentido tan mas inútil e incapaz, quizá solo fueron unos instantes, tal vez segundos, pero para mí careciente conciencia el tiempo era eterno, era cruel y mortal.
Cuando creí que las cosas no podían ir peor, me paralicé, de un momento a otro fui incapaz de siquiera mover un musculo, estaba atascada, inmóvil, luchando contra el tiempo y el maldito pasillo que no acababa, no podía más, irremediablemente estaba a punto de rendirme en la batalla, estaba en el piso, jadeando, perdiendo las esperanzas a punto de desmayarme
—¡¡¡AAAA!!!— De alguna forma, en el momento más crítico logre captar un grito, no podía equivocarme, era él y esta vez no solo era en mi cabeza, se encontraba lo suficientemente cercas para que mi inestable audición pudiera oír su voz suplicante llena de horror fue el baldé de agua fría que hizo reaccionar a mi sistema. Una chispa recorrió todo mi cuerpo, dándome el impulso suficiente para moverme y correr hasta la última puerta, era la recta final de la carrera contra el tiempo, esos últimos metros fueron aterradores y la puerta de madera al final parecía alejarse cada vez más maldición toca esa puerta de una vez'' me maldecía, reprochándome ser tan lenta. Cuando por fin llegue, con prisa tome la perilla desgastada, forcejeando en intentos por abrirla, se hicieron presentes nuevas voces dentro de la habitación, pero la puerta no se abría, estaba bien atrancada.
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DESTINO O COINCIDENCIA
FantasyIziz Clarck, una chica muy ocupada, a sus 16 años ya es totalmente responsable del sustento económico de su familia. no tiene tiempo para tontearías de adolescente, un centavo menos y todo podría irse al carajo. pero un día un hermoso regalo de cump...