Lágrimas envenenadas

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El destino fue tan cruel conmigo,

que me obligó a conocerte,

e hizo que la niña que no se enamora

se enamorase

así convirtiendo a un dulce aliado en enemigo.

Pero no tiene sentido,

porque quise que cayeras en el barranco del olvido

donde tú ya me olvidaste

porque me dejaste caer.

Pero aún sigo sonriendo,

porque aunque sé que he perdido

y que tú has ganado esta batalla,

la guerra aún no ha comenzado.

Por eso sonrío,

queriendo ganar esta guerra

en la que hay tantas batallas

que voy perdiendo.

Pero el miedo,

tú, amado mío de cabello azabache,

no es un problema;

para mí el miedo es no poder encontrarte

entre tantos recuerdos perdidos

que forman este río

que por motivo de mis lágrimas

se han convertido

en un mar de aguas envenenadas

por mi enemigo, el amor.


Si el mundo no decide ponerse en mi contra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora