Prólogo

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La noche no hace presioneros, arrasa por donde pasa. Se instala en el corazón de los empequeñecidos por esta sociedad, da igual lo inteligente que seas, se apropia de la manera de pensar, crea dolor, crea un ego que alimenta con ese dolor, y con situaciones que asustarían a muchos de nuestros abuelos.

Nunca digas de este agua no beberé, pues no sabes cuándo atacará, y atacará a cualquier cosa, por mínima que sea, que te haga débil ante su juicio. Al principio enamora, gusta; fiestas, sexo, droga, decisiones al segundo que te hacen sentir vivo,... pero tarde o temprano, estás en su juego, y pocas ocasiones te da para huir.

Es un eterno ahora o nunca, en la que cualquier noche, puede ser la última.

Sólo unos pocos se libran de las garras de la madrugada, pero Daniel no se encontraba entre ellos.

MadrugadasWhere stories live. Discover now