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Un grupo de gente se aglomeraba a mi alrededor parecía que les gustaba mucho oírme cantar, cuando acabé todo el mundo me aplaudió con ganas y dejaron unas cuantas monedas junto algún que otro billete dentro de la funda de mi guitarra, alcé mi mano derecha mirando a mi muñeca donde se encontraba mi reloj "Ya va siendo hora de recoger" Las personas que se encontraban alrededor se fueron dispersando, menos un hombre el cual se quedó cerca de mi observándome, eso no me inspiraba confianza alguna, mientras recogía todo me percaté de que este iba muy bien trajeado, esmoquin negro, camisa blanca, corbata roja y unos zapatos negros tan brillantes que el sol podría reflejarse en ellos, cuando cerré la funda el señor carraspeo llamando mi atención.
–Disculpe señorita, tiene muy buena voz ¿Cómo se llama? –Me levanté y me giré quedando de frente al señor, claro estaba a una distancia prudente ya que era un desconocido.
–Muchas gracias, Son Seungwan. –No sabía muy bien cómo actuar, nunca se había quedado nadie tras haber terminado de actuar y menos una persona tan bien vestida.
–Bien, Seungwan ¿Has pensado en hacerte famosa?
–Siempre me ha gustado cantar pero no sé si valdría para volverme famosa.
–Creo que en nuestra empresa de idols podría hacerse un hueco siempre y cuando se esfuerce para lograrlo. –Sacó una tarjeta de color blanco y de inmediato la dejó sobre mi mano, la sujeté bien y a leí un poco por encima.
–Sm Entertainment... –Me quedé por un momento dubitativa–. ¡Espera ¿Una de las empresas más famosas de idols de Corea del Sur?!
–Señorita tranquilice, no chille.
–P-perdón... –Tartamudeé–. Es que no me lo esperaba.
–Bueno, si acepta, podemos pasar ahora mismo por la empresa para firmar un contrato, luego tendrá que mudarse inmediatamente al bloque de piso de los trainees y deberá empezar cuanto antes su entrenamiento, no será fácil, pero si lo logra tendrá un buen futuro. –Las palabras ajenas me convencieron.
–De acuerdo, vamos.
Ambos nos fuimos caminando, hablando sobre lo que haría y del contrato, ya el señor lo sabía de memoria así que no le resultaba difícil comentármelo por lo visto, a la hora de caminata ya habíamos llegado a la empresa, entramos sin problema, el portero saludó al señor, al ver eso me relajé bastante ya que veía que no me estaba mintiendo, entramos al ascensor y cuando llegamos a la planta doce se detuvo, ambos salimos caminando hasta un despacho, estaba bien decorado, había posters de los artistas, de los conciertos, cd's, me quedé maravillada y emocionada por estar un día en esas paredes ya sea en solitario o en un grupo.
–Bien, toma asiento. –Volví de mi fantasía rápidamente sentándome en la silla que estaba frente al escritorio, no sin antes dejar la guitarra al lado, él ya estaba sentado en su gran sillón tras la mesa, incluso había sacado el contrato–. Este es del contrato que te estuve hablando durante el camino, si quieres echarle un vistazo y luego firmarlo estará bien, tienes tu tiempo.
–Gracias. –Tomé el contrato entre mis manos el cual leí detenidamente, decía todo tal cual me lo habían explicado anteriormente, cuando terminé de leerlo y vi que todo estaba en orden, cogí la pluma que estaba sobre el escritorio rápidamente firmando, luego dejé el contrato y la pluma justo donde los había cogido.
–Bienvenida a SM Entertainment. –Él se levantó y estrechó su mano con la mía–. Espera un momento vendrá alguien de inmediato quien te llevará a tu casa y te esperará para llevarte al bloque de pisos con tus cosas.
–Oh... Claro, no hay problema, pero... me gustaría saber cómo se llama, no recuerdo que me lo dijera.
–Hyunki. –Me dijo mientras cogía el teléfono, marcó un número y de inmediato le contestaron, estuvieron un par de minutos terminando por colgar–. Ya viene no tardará.
–Entonces tengo que recoger todas mis pertenecías y mudarme, pero ¿Cómo hablo con mi casero para decirle y darle las llaves?
–No te preocupes, de eso nos encargamos nosotros, tú sólo vas a recoger tus cosas y te mudas. –Parecía que iba a decir algo más pero tocaron la puerta y pasó una chica–. Buenas Soomin, esta es Seungwan ya sabes lo que tienes que hacer.
Cogí mi guitarra y se fui con la chica que me vino a recoger, salimos afuera y cogimos el coche de Soomin yendo directamente a mi casa gracias a las indicaciones que le daba, durante el camino de ida no hablamos absolutamente nada, aún no conseguía procesar todo lo que me estaba pasando, Soomin aparcó al lado de la entrada y subimos al apartamento que tenía alquilado, no tardé en recoger todo ya que me cabía en una maleta grande, no tenía tantas pertenencias debido a que no hacía mucho que me había mudado a Seúl. Cuando estábamos a punto de volver al coche, me paré en la entrada y eché un último vistazo, no quedaba ninguna de mis pertenencias, todo lo que quedaba era del propietario, cerré la puerta y me fui al coche de Soomin, ella insistió en llevarme la maleta así que no tuve otra opción que acceder, subí al coche y esperé a que ella entrara, nada más lo hizo nos pusimos nuevamente en marcha sólo que esta vez directas al bloque de los trainees, como yo ya estaba más calmada me dispuse a hablar.
–Disculpa, te llamabas Soomin ¿Verdad?
–Sí, así me puso mi padre y mi madre al nacer. –Bromeo haciendo que me riera–. Entonces Seungwan... ¿Cómo es que llevas tan pocas cosas? Normalmente cuando ayudo a otras trainees suelen tener muchas más cosas y ropa.
–Sólo pude traer lo justo cuando me mudé acá.
– ¿Entonces eres de algún pueblo de las afueras?
–No, nací en Canadá, en Richmond Hill, Ontario, soy de allí.
– ¡Que sorpresa! No lo pareces, dominas bastante bien el coreano.
–Me costó un poco aprender el idioma, pero me consigo defender.
– ¿Y cuál es tu talento?
– ¿Mi talento?
–Claro ¿Por qué decidieron convertirte en trainee?
–Estaba cantando delante de una cafetería mientras tocaba mi guitarra y Hyunki se acercó, al principio no me sentía muy confiada.
– ¿Puedo escucharte?
–Claro –Después de aceptar comencé a cantar un popurrí de canciones en inglés ya que era mi lengua materna y me era más fácil hacer.
–Vaya... Eres muy buena, ahora entiendo que te escogieran sin hacerte un casting, te aconsejo que puedes hacer mucho más que tener una fantástica voz, si no te podrían acabar echando. –Las palabras ajenas me asustaron y no dije mucho más–.
– ¿Queda mucho para llegar?
–Pues fíjate que no ya hemos llegado, sólo queda aparcar y te acompaño, por cierto... Te han asignado en tu cuarto con otras chicas, así que tendrás que hacer vida de convivencia.
–Creo que no habrá problemas.
Soomin entró en unos aparcamientos privados los cuales pertenecían a la empresa así que estacionó sin problema, yo cogí mi guitarra y ella mi maleta, me acompañó a la entrada y en mi comenzó a inundar nervios, comenzaba a temer por si no le caía bien a las que serían mis compañeras, todo sería más difícil si pasara eso, en lo que pasamos al edificio y subimos al ascensor, sentía que iba a vomitar, abrió la puerta del apartamento y para mi sorpresa era bastante amplio.
– ¡Chicas venid a la entrada ahora mismo! –De diferentes zonas fueron saliendo distintas chicas hasta que delante de Soomin y de mí se posicionaron–. Os presento a Seungwan, es la nueva trainee.
–Un placer. –Musité haciendo una pequeña reverencia.
–Te las voy a presentar de menor a mayor edad, la menor es Yeri, la sigue Sooyoung, Seulgi y por último Joohyun. Chicas, tratadla y llevaros bien, quien sabe un día podríais ser compañeras.
Mis ojos se posaron en Joohyun, era muy hermosa, no me extrañaría que acabara siendo modelo, esperaba llevarme realmente bien con ella, bueno y con todas.
Desde aquel día ya pasaron años, aquellas chicas que se encontraban delante de mí el primer día en el apartamento y yo acabamos debutando juntas, nuestro grupo es conocido como Red Velvet, tenemos una fama más o menos considerable tres de nosotras tenemos un nombre artístico, Joohyun se llama Irene, Sooyoung está ahora como Joy y yo Wendy. Mi relación al principio con mis compañeras fue bastante fría, entre ellas ya había una gran amistad y yo era la nueva, pero con el tiempo nos pudimos llevar decentemente bien, aunque hoy en día somos como hermanas, menos Irene, ella hace de madre.
–Wendy unnie... ¡Unnie! –Yeri me estaba gritando–. Se te van a quemar las galletas.
– ¿¡Qué?! –Me levanté apurada del sofá para ir corriendo a la cocina cogí el trapo y saqué la bandeja, pero torpemente me quemé así que tiré todo al fregadero acompañado de un grito–. Duele...
– ¿Qué pasó? –Irene había venido alarmada por el grito, entre mi cara de dolor y el mal aspecto que tenía mi mano me llevó al baño, puso mi mano bajo el grifo abierto y me calmó el dolor, lo siguiente que hizo fue bajar la tapa de la taza del váter casi obligándome a sentarme, rebuscó una crema para las quemaduras y me la extendió con cuidado sobre la zona afectada, aunque mis quejidos salieron, ya por último me vendó correctamente–. Wendy, debes tener cuidado ¿Y si hubiera ocurrido algo peor?
–Lo siento, es que las galletas se iba a quemar y... –Antes de seguir Irene se había acercado a mí y dejó un beso en mi mejilla, cerca de mis labios, más de lo normal, eso me hizo ponerme demasiado nerviosa, me aparté y salí de allí casi corriendo para encerrarme en mi cuarto.
Eso fue realmente cerca, si no me hubiera ido le hubiera acabado besando en los labios, desde hacía más de dos años que me gustaba, mis sentimientos fueron a más según fue pasando el tiempo y ahora no sabía qué hacer, si le decía algo a lo mejor cambiaba su forma de ser conmigo, a día de hoy soy un mar de confusiones, hay momentos en los que deseaba decírselo pero cuando estaba a punto de hacer o decir algo me bloqueaba.
– ¿Cómo puedes ser tan cobarde? Ella aunque le digas lo que sientes no va a cambiar contigo, la conoces. –Me dije a mi misma para auto animarme cuando de repente tocaron mi puerta, me tumbé en mi cama con un libro y disimulé que estaba leyendo–. ¡Adelante!
– ¿Estás bien, Wendy? –Era Irene quien pasó y cerró con llave la puerta tras entrar, me imaginé que era para que me costara más huir, se acercó y se sentó a mi lado en el borde de la cama.
–Claro ¿Por qué no iba a estarlo?
–Porque estás leyendo el libro al revés. –Cuando me fijé tenía razón, así que me rendí y cerré el libro dejándolo al lado de la cama.
–Tranquila unnie, estoy bien. –Intenté parecer lo más sincera y seria posible.
–Últimamente no haces más que preocuparme ¿Eh? –Me pellizco el trasero para luego hacerme cosquillas, cuando me percaté se encontraba encima de mí y mordió mi mejilla, fruncí el ceño y le mordí en el mismo lugar.
–Tan malvada, pellizcando y mordiendo a tu menor, debería darte vergüenza. –Giré mi rostro a un lado fingiendo molestia, hasta que sentí la respiración de la mayor sobre mi cuello, aquello me dio un escalofrío y justo cuando iba a mirarla me mordió el lugar, de mis labios salió un jadeo el cual interrumpí tapando de inmediato mi boca con la mano sana.
–Creo que dejé una pequeña marca sin querer. –Mis ojos se volvieron cristalinos ya que se aguaron, ella se dio cuenta a lo que me miró preocupada–. Lo siento, no era mi intensión...
–No es eso. –Negué con mi cabeza notando como la mayor comenzaba a quitarse de encima, no la dejé y la aprisioné con mis brazos, ya por último acerque mis labios a su oído para susurrarle–. Me gustas unnie... Desde hace mucho.
–Ya era hora de que te confesaras... –Su respuesta me pilló por sorpresa, pero más todavía sentir sus suaves labios sobre los míos, los cuales se movían con delicadeza, mis ojos comenzaron a pesar así que se cerraron y seguí el beso ajeno al mismo ritmo, al poco separándonos.
–No entiendo...
–Tú también me gustas, Wendy. –Se sentó bien encima de mí una vez se reincorporó.
–Pero... ¿Desde cuándo?
–No lo sé exactamente, pero cada vez que me hablas de Seulgi o te veo muy cariñosa con ella los celos me consumen, ah.
–Pero a mí no me gusta Seulgi y si hablaba de ella era para contar que hicimos los días que queda... –Me vi interrumpida por el dedo índice de la mayor el cual se posiciono sobre mis labios, no pude resistirme a dejar un beso sobre este.
–Ahora es cuando sé que no te gusta, así que ahora es cuando estoy tranquila. –Por un momento me sentí algo mal ya que imaginé todo lo que tuvo que aguantar, pero ya había cambiado todo desde que ambos sentimientos fueron encontrados y yo tenía unas ganas horribles de besarla.
–Unnie.
– ¿Mh? –Agarré su camisa de golpe agachándola casi a la fuerza así atacando a su cuello el cual le di suaves besos, le di un leve mordisco y dejé una marca sobre el lugar como venganza a lo que había hecho ella anteriormente, después de aquello fui directamente a sus labios los cuales besé con algo de desesperación y desenfreno, ella correspondió de igual manera, se notaba que ella también deseaba y necesitaba aquello, cuando nos quedábamos sin aire me separé aun estando cerca de sus labios.
–Pensaba que había conseguido todos mis sueños volviéndome cantante, pero ahora me estoy dando cuenta que todos mis sueños era tenerte a ti.

Sueños | WenReneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora