Dentro, mi corazón ocupa un lugar muy pequeño, sin estorbar al cerrar con llave.
Tres muñecas conversan y juegan al té, ninguna habla de mí, sólo miran la fantasía de sus collares.
Los trenes van avanzando hacia el oeste en dirección contraria, llegarán temprano a la estación Tardía.
Soldados de plomo fusilaron al payaso de nariz roja que hizo reír de susto.
Nada acontece ya al cerrar mis ojos y mentir mi lengua en trompeta incomprensible.