27 de Abril del 2013
"Perderlo todo no significa que se ha acabado tu vida, significa que el show apenas comienza."
Cómo empezar esto sin que me digas "te lo dije", bueno querido lector, déjame contarte que tal vez ir a la casa de mi padre no fue mi más grande idea, pero en mi defensa, merecían morir; pero los sucesos que ocurrieron luego, tal vez sean los que más me hallan dañado en mi vida. Bienvenido una vez más a mi tortura, acomodate, porque lo que te contaré, tal vez no sea del todo agradable.
Mis ojos tratan de enfocarse una vez más a la oscuridad que me rodea, mi boca arde y mi garganta quema, no sé cuánto llevo aquí, pero las quemaduras de la soga no me dejan descansar, siento como las náuseas me invaden y cuando intento vaciar mi estómago, solo recibo una fuerte punzada en esté, suspiro y dejo caer una lágrima.
Después de caer, lo último que recuerdo son los brazos de alguien rodeando mi cuerpo y luego nada, completa oscuridad, como en la que me encuentro ahora, muerdo con fuerza mi labio y lo hago sangrar, al no tener agua he estado, por lo que he podido observar, los últimos tres días, rompiendo mis labios, para al menos engañar un poco a mi garganta, me acomodo como puedo en la silla y dejo mi mareo atrás, justo cuando creo poder dormir, la luz me ciega con fuerza, abro lentamente los ojos y siento como las náuseas vuelven, cabello castaño y ojos tan oscuros como la noche me observan, mi padre me observa.
- Adner - Dice con furia y bofetea con fuerza mi mejilla, haciendo que el interior de esta sangre -Perra, ¿Acaso enloqueciste?- Dice mientras toma con fuerza mi cabello, tirando de mi cabeza hacia atrás, lo miró con irá y escupo la sangre en su asqueroso rostro, se aleja y limpia con fuerza su cara, cuando acaba se acerca de nuevo y ahora es su puño el que descansa en uno de mis pechos, grito con fuerza y tiro de la soga, haciendo mi piel arder - Eres igual que ella - Dice tomando mi mandíbula y tirando de ella - Desobediente - Siento como mis labios tiemblan, pero lo que menos quiero es mostrarme débil frente a esté monstruo.
- Tu madre no decía lo mismo mientras la apuñalaba - Digo mientras observo como su cuerpo se tensa notablemente - Oh espera - Digo con una sonrisa torcida - Ni siquiera pudo gritar, porque ya estaba muerta - Siento como estrella su puño en mi cara y como la sangre brota descontroladamente de mi nariz.
- Es mejor que te calles maldita zorra, si no quieres sufrir las consecuencias de tus actos - Siento como la irá me invade, quiero matarlo, lo deseo tanto, que las palmas de mis manos sangran con pequeños cortes de mis uñas - Ahora querida hija - Escupe con sarcasmo y tomó una silla de un lado - ¿A cuántos has asesinado? - Dice mientras me observa fijamente, miro hacia el suelo y comienzo a contar mentalmente.
- Definamos - Digo con notable enfado en mi voz - ¿Tus asquerosos amigos o gente que en tú vida conociste? - Digo mientras la sangre de mi nariz baja por mi cuello - Porque si hablamos de tus asquerosos y repugnantes amigos, solo uno, familiares dos y gente que tú no conociste dos, eso da como total cinco; mirá hasta te estoy enseñando a sumar, padre - Digo con un pequeña sonrisa, mientras él me observa fijamente.
- ¿Quienes faltan? - Dice mientras se levanta y se dirige a la pequeña mesa que hay en la habitación, que es más parecida a una bodega de los túneles de la familia - ¡¿CUANTOS?! - Grita y golpea la mesa con irá, suelto una fuerte carcajada y miró su expresión de incredulidad, eso no hace más que hacerme reír más fuerte - Cállate maldición - Sisea levemente, pero yo no puedo parar, sino puedo llorar, prefiero reírme en su cara, él se enfada notablemente y toma un cuchillo de la mesa, paro de reír abruptamente - Si no me dices cuántos me veré en la terrible tarea de asesinarte, hija - Trago con fuerza y jalo de nuevo de la soga que sostiene mis brazos y tobillos - No te lastimes más, quiero que mueras bien, si te tensas demasiado tal vez tú carne no sea de mi completo agrado - Siento como mi garganta se cierra apenas escucho sus palabras - Por eso no pude comerme a tu madre, murió demasiado mal, como para que supiera bien - Dice y ahora él es el comienza a reír como un completo psicópata.
Él quería comerse a mi madre, si pudiera devolver el tiempo de verdad que lo hubiera matado apenas salió de la cocina esa mañana.
- Tres - Digo en un susurro, presa del pánico que rodea mi cuerpo - Solo me faltan tres personas - Jadeo y dejo caer mi cuerpo de nuevo en la silla, sintiendo como mis músculos se adormecen.
- No era tan difícil - Se acerca de nuevo a mí, pero con un cuchillo mucho más grande, trago e intentó relajarme, para sacar mis tobillos del amarre - ¿Quienes? - Pone lentamente el cuchillo en mi mejilla y siento como el ardor impacta en la zona de inmediato - Que te cortaré primero, que te parce ¿Una parte de tus pechos? - Dice mientras rasga mi camiseta, mi respiración es un desastre y no quiero ni imaginar lo que me hará - Vamos pequeña, dime a quiénes tanto quieres matar - Hunde el cuchillo en mi pecho y chillo con fuerza, maldición solo falta un poco, el cuchillo corta un poco más y cuando menos lo espero el filo corta parte de mi pecho, grito con fuerza, mi cuerpo siente una oleada de dolor y justo cuando sigue el próximo corte desato mis tobillos y golpeó rápidamente y con todas mis fuerzas, sus bolas, el cuchillo se clava en el suelo y aprovecho sus quejidos lastimeros y me desato también de los brazos, debo correr, huir y esconderme, pero no soy así, tomo el cuchillo que está en el suelo y lo entierro su pierna y mientras esté se hunde decido bajar y cortar un poco de está.
- Este es un juego para dos - Digo y siento como mi corazón late con fuerza en mis oídos - Prepárate papá, porque este será un día muy largo - Digo mientras me dirijo a la mesa, hay muchas armas sogas y demás cosas de torturas - ¿Que te parece si empezamos con el bolillo? - Sonrió y volteo con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Te parece papá? - Sus ojos me observan e intenta levantarse pero al hacer el corte tan profundo deja aún más a la vista parte de su hueso, chilla y se arrodilla en el suelo - Sabes estoy adolorida y tengo mucha hambre - Digo y me acercó con el bolillo en mano - Jugaremos al gato y al ratón - Doy pequeños saltitos y él me observa con terror - Aprenderás a correr pequeño ratón, porque el gato tiene mucha hambre - Digo y golpeó su cabeza, me asesoro de que quede con vida y me dirijo a la puerta, el aire frío de la noche me recibe con fuerza; ya no me esconderé, ya no huire de mi destino, que comience el juego.
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DULCE VENGANZA
Proză scurtăMiedo, es una palabra muy común en estos tiempos y más cuando hablas con los jóvenes, pero para que entiendas mejor que significó para mí esa tarde de Abril, tendrás que leer estas cartas con la mente abierta, ya que no solo te mostrare mi mayor mie...