tres

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-Matteo, idiota, ¡Me aplastas!- escuché algo dormido, o al menos eso pensaba pero estaba lo suficientemente cansado como para pensar que era parte de mi sueño. Se volvió real cuando sentí un pequeño golpe en mi abdomen descubierto. Me senté sobresaltado mirando a la causante, Luna me miraba con el ceño fruncido. Oh oh. 

-¿Qué hice ahora?- pregunté con mi mejor cara de niño bueno. 

-Quería ir al baño y tu brazo, que parece pesar más que yo, aplastaba mi cintura.-soltó un bufido al terminar y reí por lo gruñona que podía ser en ocasiones. 

-Lo siento, bonita.-dije acariciando su mejilla justamente con la mano que la aplastaba. Ella sonrió sin mostrar los dientes y sentí algo extraño en mi estómago, pero lo dejé pasar. Ya estaba algo acostumbrado. 

-Ya vengo, tonto.- besó mi mejilla y salió de la habitación. 

Asique esta es la actual situación: hace dos días que mis padres están conviviendo con nosotros. Dos días en los que duermo con Luna en mi cuarto, aunque le insistí en que si le molestaba podía dormir en el sofá del living a lo que ella negó diciendo "para tus padres somos novios, ¿no sería raro que durmieramos separados?" y además diciendo que no era la primera vez que lo hacíamos. 

No me malinterpreten, habremos compartido cama unas cinco veces, veces en las que mi cuerpo parece cobrar vida propia y siempre termino abrazandola y acercándola a mi, veces en las que ella no se quejaba de ellos, veces en las que tuve las mejores horas de sueño que nunca antes había tenido. Supongo que dormir con mi mejor amiga me llena de paz.
Salí de mis pensamientos al sentir unos bucles haciendo cosquillas en mi barbilla, y un pequeño peso en mi pecho. Wow, eso sí es nuevo. 

-Hey...- no pude seguir hablando porque su mano estaba en mi boca. 

-Ya duérmete, Matteo.

-Per

-Shhhh.-volvió a decir y sonreí por eso. Puse mi brazo en su cintura abrazandola a mi y cerré mis ojos con una sonrisa en mis labios. 

¿Que si nos habíamos abrazado así alguna vez? Sí. ¿Despiertos? Nunca.

(...)
-Amigo... - volví a escuchar otra vez en sueños, pero esta vez me di vuelta tratando de seguir durmiendo.-Matteo...-siguió insistiendo.- ¡Tonto!- dijo esta vez más alto. 

-Shhh.- susurre y acto seguido sentí el peso de su almohada impactar contra mi cabeza. Me senté con el ceño fruncido. 

-Upsi.- sonrió con esa cara de niña buena que es, y siempre va a ser, mi debilidad. 

-¿Y eso por qué?- dije, hablando lentamente y acercándome a ella. 

-Eeeh, por...-dijo nerviosa, se levantó de la cama pero fui más rápido y la atrape antes de que llegara muy lejos. La volví a dejar en la cama, y me recosté apoyando mi peso en mis brazos, uno a cada lado de su rostro. 

-¿Eso por qué fue, Lunita?- dije todavía serio aunque tenía unas ganas de reír tremendas. 

-Eh-eh.- volvió a decir sin dejar de mirarme a los ojos.- ¡Yo no te tengo miedo, idiota! Ni aunque tengas cara de asesino serial que acaba de ser despertado.- dijo de corrido y sin poder contenerme solté una carcajada que seguramente se escuchó por toda la casa. 

-Explícame por qué me despertaste dos veces ¡En la misma mañana!- dije alterado, o mejor dicho fingiendo. 

-Es que me aburría y no me siento, como decirlo...-se quedó pensando, hasta poniendo una mano en su barbilla como siempre hacen en dibujos animados o películas cuando alguien "piensa"- No me siento muy cómoda como para ir a la sala con solo tus padres.- susurró lo último. 

-¿Qué? ¿Y eso por qué?-pregunté extrañado y al ver su expresión de preocupada no pude contenerme a dejar un beso en su mejilla, acto que la hizo sonreír. 

-Es que... A tu madre no parezco caerle muy bien, neta. 

-Pero linda, a ella no le caigo bien ni siquiera yo.-dije y ella rodó los ojos mientras se reía. ¡Y era totalmente cierto lo que decía! - Aparte esta es nuestra casa y ellos no tienen el derecho de hacerte sentir incomoda en tu propia casa, asique en este momento les voy a decir que se vayan a algún hotel o algo.- solté bastante decidido y me dirigí a la puerta pero antes de llegar sentí como se subía a mi espalda. 

-No digas bobadas, Matteo. Son tus papás, no los podes echar.-Agarrando sus piernas con mis brazos me quedé parado en mi lugar sintiendo la suavidad de estas, wow. 

-Sí puedo si te hacen sentir mal, tonta. 

-Ya, callate y llévame a desayunar.-Dio una pequeña palmada en mi espalda como si yo fuera realmente un caballo. 

Riendo me dirigí a la cocina, ya tendría tiempo de dejarle las cosas claras a mi madre.

¿novios? [lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora