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–¡Peter Pan, acabaré contigo!–Gritaba el joven capitán Hook desde su barco, levantando ese gancho derecho que le hacía tan característico.

El joven rubio se había vuelto a escapar de sus garras. Y es que su padre ya se lo había dicho, vencer a Peter Pan es casi imposible. Hook había llegado a Neverland después de la muerte de su padre, el primer capitán Hook, con su barco y su gancho. Había vuelto a Neverland porque no quería crecer, y quería vengar la muerte de su padre, ya que le echaba la culpa a Peter Pan por haberle vuelto loco.

Hook se sentó en el suelo del barco, con ganas de mandarlo todo al carajo. No entendía porque un chico de su edad, era más listo que él y su padre. Tenía que haber algo que le hiciera sufrir, aunque no sabía con qué. Su padre lo había intentado todo; secuestrar a Tinkerbell o a alguno de los niños perdidos, volver a por Wendy…, incluso le había secuestrado y llevado lejos de Neverland, haciendo que Peter pasara de tener 13 años, a tener 18. Todos los planes le habían salido mal.

Llamo al su contramaestre, Smee Junior, sobrino del contramaestre de su padre, y le pidió que pusiera rumbo hacia el campamento indio. La joven Tigrilla había cautivado su corazón, pero, al no tener buena fama, nunca había conseguido hablar con ella. Echaron allí el ancla, esperando a que la princesa india pasara por allí, mientras el joven Capitán estudiaba libros robados. De repente, leyendo un libro sobre amor que se había traído de Londres, se dio cuenta de lo que debía de hacer. Recordó que su padre le contó que Peter se había enamorado de Wendy, y que le dolió perderla. Solo tenía que encontrar a otra chica, hacer que se enamorase de ella, y luego quedársela él.

–¡Smee! ¡Rumbo hacia Londres!–se levantó de un salto y sonrió.

–¿A-a Londres?–preguntó el chico regordete y castaño.–¿Vamos a por Wendy, señor?

–No. Buscaremos a alguna bella chica, que esté dispuesta a enamorarse de Peter Pan–sonrió, agachando la cabeza y levantando las cejas.

<<El famoso London Bridge es más bonito incluso de noche>>–pensó Lenore, que estaba sentada en un banco, mirando hacia el puente.

Esa noche se había escapado de casa, y había huido a la ciudad más cercana. No conocía a nadie, ni tampoco tenía dinero para irse a un hotel. Sacó un libro y se puso a leer, no tenía nada mejor que hacer. Un ruido, parecido al de un avión irrumpió con la tranquilidad de Lenore, que la hizo mirar hacia arriba. Al principio, pensó que estaba soñando, pero según ese barco se iba acercando, comenzó a asustarse. Unas cuerdas bajaron de barco y por las ellas, unos hombres grandotes y con pinta de piratas salidos del mismo Nassau. Según llegaban hasta ella, se asustó y ahogó un grito, paralizada del miedo. Cuando se quiso dar cuenta estaba dentro de un saco con olor a cebollas. Un montón de risas horrendas comenzaron a asustar a la pelirroja, que estaba empezando a marearse de los movimientos bruscos por culpa del saco.

–¡Socorro! ¡Auxilio! ¡No tengo dinero, ni cerebro, ni siquiera soy guapa! ¡No os sirvo de nada! ¡Soltarme por favor!

–Hey, no seáis tan rudos con ella–escuchó una voz que parecía no salir de ninguno de esos piratas.–Queremos que nos ayude, por las buenas mejor que por las malas.

El saco se abrió y Lenore sacó la cabeza, confusa y algo blanca. Miró a su alrededor confundida, y puso sus verdes ojos en Hook. Era de piel blanca, con una corta melena negra y los ojos de un color a juego; llevaba un traje negro y un sombreo con plumas. Sintió un dolor en el pecho, al ver el garfio de su mano derecha.

–¿Ca-capitán Hook?

–¡Anda mira, si sabe quien soy! Espera, quizás te confundas con mi padre…–se sentó en el suelo frente a ella, para tirar totalmente del saco y quitarselo.

–Supongo, no eres viejo… Espera, ¿pero qué mierdas estoy diciendo? Es imposible que seas tú… Ahora qué, ¿vendrá Peter Pan? –Rió.

–Con suerte tardará un rato. ¿Cuál es tu nombre, pelirroja?

–Lenore... ¿E-estamos en Neverland?–Se rascó la mejilla, confusa.

–¿Cómo lo sabes?–soltó unas pequeñas carcajadas, hacía mucho que no reía. –Vaya, menos que explicar. Bueno, si ya conoces a Peter Pan, sabrás que era el némesis de mi padre, y quiero vengarlo, y necesito tu ayuda.

–Debo de estar soñando, el hijo del Capitán James Hook me está pidiendo que le ayude a atrapar a Peter Pan. ¿Tinkerbell entra en el trato?–preguntó pellizcándose la mejilla.

–Mejor encerrarla, en unos cocos por ejemplo. Ese bicho es una molestia. ¿Me ayudarás por las buenas?–Se cruzó de brazos, sin apartar la mirada de ella.

–¿Puedo pensarlo? No acabo de entender todo lo que está pasando, puede que me cayera al río y me quedara inconsciente. A lo mejor me estoy muriendo en estos momentos… Bueno, no creo que me echasen de menos hasta que encuentren mi cuerpo.

–Oye, si estás muerta y estás soñando y tal… ¿Por qué no ayudarme? –Le sonrió, se levantó y extendió la mano.

–Um… Sí, tienes razón–la cogió y se levantó. –¿Capitán Hook?

–Capitán James Junior Hook, a su servicio, my lady. Ven, te enseñaré el barco y te contaré de que va todo esto–la extendió el brazo y esperó a que Lenore lo sujetara.

–A sus órdenes, Capitán.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2014 ⏰

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