Frio.

5 0 0
                                    

Era el invierno más frío y fuerte que había azotado al pueblo desde que él había llegado, sus hombros estaban cubiertos de nieve mientras se dirigía al cementerio, la nieve se sentía fría y suave incluso a través de la gruesa piel de sus botas mientras caminaba con pesados pasos. Sostenía el ramo de rosas color rojo carmesí en una mano y en la otra la linterna con la que intentaba en vano disipar las largas sombras que asechaban las frías calles; era la mitad de la noche así que era obvio que las calles estuvieran abandonadas salvo por la luz plateada de la madre luna.

Conforme se iba acercando a las puertas que fungían como entrada a la tierra de los muertos su corazón se iba llenando poco a poco de aquellas memorias de su infancia las cuales eran tan dolorosas como una afilada navaja que perforaba poco a poco su corazón: el desayuno en los jardines reales, el juego de cacería junto al lago y la cálida compañía de su madre.

Cada vez era más difícil visitar aquella solitaria piedra ya que cada vez aquellas memorias pesaban más y más en su corazón, pero eso no le importaba, el continuaría ignorando los salvajes gritos de su pasado.

Tan pronto como entro al cementerio sintió las miradas de las miles de almas que habían reclamado esa tierra como su hogar: niños y adultos, soldados y ladrones, inocentes y asesinos; todos mirándolo, juzgándolo pero él siguió adelante ignorando todo, tanto el dolor en su corazón como el frío en sus huesos. El tenía una promesa que cumplir.

Al llegar a la gris y triste piedra que el mismo había conseguido y puesto ahí en honor de aquel ser que el amo con todo su corazón, se arrodillo y cerro sus ojos. Una lágrima escapaba sus ojos azules como el cielo en primavera mientras susurraba –Feliz Navidad, Madre-.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 26, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Saga MiedoWhere stories live. Discover now