Un laaargo camino.

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Takao Kazunari.

Km. 1

—Oh claro, claro! Joven Takao cambie de asiento con Midorima-kun
Me sugirió Mori-sensei, eso fue una puñalada por la espalda de tu parte  Shin-chan, una puñalada bien dada por cierto. Después de cerrar mi boca que calló hasta mi pecho por el asombro, no me quedó mas remedio que cambiar el asiento contigo, desde ese momento Shin-chan, supe que tu y yo llevaríamos una relación muy especial.

Pasaron las siguientes tres clases y llegó la hora del almuerzo, yo saque mi vianda con los onigiris rellenos de pasta de frijol que mamá siempre dejaba preparados para mi almuerzo. En ese momento se me ocurrió hecha un vistazo a mi traidor compañero, y ahí tan recto como siempre lo has sido estabas frente a tu bento, acomodando tus palillos como si estuvieras sentado a la mesa y me pillaste mirándote.

—Takao.
Tu grave acento de voz me sacó de mi ensoñación.

—¿Aun quieres saber como fue que llegamos a tiempo a la clase?

Y maldición que la curiosidad mordió mi alma y ahí voy a voltear mi mesa banco para quedar de frente con el tuyo.

—¡¡Sii!! Aun quiero saber como es que sabias que Mori sensei derramó su café.

Te respondí entusiasmado y asintiendo rápidamente.

—Ve a la maquina expendedora por las bebidas, que el almuerzo se nos va a atorar'Nanodayo.

—¡¡Queeee!!— exclame furioso, sentí en ese momento que solo me hablaste para usarme. —¿Que diablos te pasa? En la secundaria decidíamos quien iba por las bebidas con un juego de piedra papel o tijeras—. Me crucé de brazos molesto y fijé mi mirada en la ventana, observandote de reojo, vaya que lucías tan serio como siempre.

—No tiene caso, solo sería perder el tiempo, pero ya que parece que no dejaras de discutir adelante—. Respondiste y guardaste tu mano izquierda tras la espalda.

—¡Ja! Nunca perdí un juego de piedra papel o tijeras en la secundaria—. Me prepare, recitamos, mas bien recite yo solo la letanía y ahí estaba yo con mi triunfal piedra ya que mi aguda visión no podía engañarme y de inmediato supe que pondrías un papel... ¿Espera, que?

—¿Que?¿Como demonios...? ¡¡De nuevo!!

Lo intentamos un par de veces mas y si yo sacaba tijeras, tu sacabas piedra y si yo sacaba papel tu sacabas tijeras.

...

Después de mi inminente derrota, con un aura depresiva a mi alrededor e imaginarios ríos de lágrimas surcando mis bellas mejillas me lanzaste dos monedas las cuales atrapé en el aire.

—Sopa de judías rojas enlatada—. Hiciste tu pedido con total seriedad y sin mas remedio y como buen perdedor que soy salí del salón para ir a la maquina expendedora...

¿Necesito una razón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora