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Mi felicidad canuta va desde los seis hasta los diez años y tres meses. De lunes a viernes voy a un colegio del mundo, los sábados peleo con Padre porque le gusta el Colo y a mi la U, los domingos voy a la iglesia, practico la chinojaponeidad y tengo a la Pía, mejor amiga, y a N., segunda mejor amiga (cuyo nombre no revelare ya que contaré algo sucio y quizá le dé el sonrojo).
En las vacaciones es vamos a un retiros en los que hay sol, tallarines con salsa de tomate, una iglesia de vidrio al lado de la playa, conversaciones hasta las dos de la mañana, risa con Pía y N. de la que da dolor de guata, canciones al Señor que me tocan el corazón, papas fritas que compra el papá de la Pía para que comparta conmigo, chocolate que me compra mi papá para que comparta con ella.
Me acuerdo de un  día: iglesia de vidrio, Pía y yo anotando en un cuadernito lo que la profesora de la escuelita dominical  decía:
—Escriban 3 cosas por las que le quieren agradecer al señor y 3 cosas que le quieren pedir.
Primero escribo gracias por bla bla bla para poder escribir lo que quiero pedir sin culpa.
Miro a la Pía pegada al cuaderno y Muero por saber qué escribe.
le digo que me muestre y dice nones.
le digo por favorcito y dice nones. Le trato de quitar el cuaderno y sale corriendo con cara de proyectil por la puerta de la iglesia de vidrio.
corre por la playa pero yo soy más proyectil que ella, la alcanzó le quitó el lo abro y leo voz alta:
— Señor, te pido que el Ignacio ande detrás mío. Pía Roja de rabia y yo Roja de risa. Le digo. «ya, oh, te pasó mi cuaderno hagamos la paz».
Nos sentamos en la arena y ella trata de descifrar mi letra fea mientras pienso que yo igual quería pedir que el  Ignacio anduviera detrás mío pero no lo hice sólo para que el señor se conmoviera por mi pudor.
Padre es el tipo de evangélico que se toma muy en serio eso de que tenemos que pedir todo lo que está en nuestro corazón si vamos al mol y está el estacionamiento lleno, ora por encontrar un huequito y dice Gracias señor cuando lo hace. si el portón eléctrico no le abre (nunca abre) ora para que funcione.
si se le pierde la billetera, ora.   no es que yo no quiera orar por la paz mundial del hambre de África, pero me parece mucho pedirle al Señor que el Ignacio caiga en el amor por mí y,  subestimando la omnisciencia de Dios piensa que si tengo actitud despojada me premiara dándome justo lo que no le pido.
Pero el Ignacio no se enamora de mí, tampoco se enamora de la Pía, y si muy enamorado de las minas a las que ya le salieron tetas, que ni se acuerdan de Dios.

ahora que escribo esto y tengo la sabiduria y distancia y etc., etc., que dan los años, pienso que la mejor forma de haber ganado su amor —después de tener tetas— era haber orado con el método Nintendo.

Método Nintendo = orar por banalidad, esperar que banalidad sea cumplida y, cuando eso pase, pedirle perdón a Dios por haber orado por banalidad (pero recaer. Siempre recaer).

El método Nintendo es fundado por mi y por la Pía cuando jugamos Islandia. Se trata de un mono semipilucho y guaton que va tirando martillitos para matar  a los malos. Si la pasamos, le decimos perdónperdónJesús por haber orado por algo tan tonto. Y pasado el perdónperdón volvemos a hacer lo mismo
Pero me decepciono del método Nintendo cuando le pido a Jesú ser más alta y me deja midiendo un metro. Aunque no sé si debería ser tan malagradecida con el nintendismo

joven & alocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora