Más allá

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Había transcurrido casi una semana desde que el corazón de Greyson se detuvo por varios minutos tras el último enfrentamiento con Vedher

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Había transcurrido casi una semana desde que el corazón de Greyson se detuvo por varios minutos tras el último enfrentamiento con Vedher. Desde entonces Greyson había permanecido en coma y el doctor, Erik, se reservaba el diagnóstico.

Por experiencia propia, Susy sabía que algunas personas podían despertar incluso después de una semana —o más— de encontrarse en estado de coma, pero también era consciente de que no todos los casos reaccionaban de la misma forma. A eso, habría que añadirle el daño que el cerebro de Greyson hubiese tenido por la falta de oxígeno e irrigación sanguínea. Las cosas no lucían bien, pero la esperanza se perdía al último ¿no? Pensaba Susy todo el tiempo.

Esa tarde, como ya era costumbre entre ellos, Susy, Stephen y Hans se encontraban en el hospital con Nathan, Castiel, James y Nigel. Solían reunirse en la habitación de Greyson para charlar con él y entre ellos, con la esperanza de así, hacer que despertara.

Erik les había comentado que estimular el cerebro de un paciente en coma con sonidos podía ayudar a que éste despertara, pero claro, dejándoles en claro también que no siempre el efecto resultaba positivo. A veces, simplemente ya no podían despertar. Y aunque no tenía el valor para decirlo, pensaba que Greyson necesitaba un milagro para salir de eso.

Cuando el reloj marcó las dos de la tarde, las horas de visita se dieron por terminadas. Podían volver a visitarlo hasta las cinco —les informó una enfermera pelirroja—, así que no tenía caso quedarse en el hospital tanto tiempo.

En el transcurso de esos siete días Susy había terminado por quedarse en la casa de Hans. Él y Stephen siempre la trataban con amabilidad y cariño. Y todas las tardes, cuando salían del hospital para irse a comer a casa, preparaban juntos la comida. La tranquilidad al fin había decidido regresar a la vida de la chica. O al menos un poco de ella.

Cerca de las cuatro y media de la tarde, Susy, Hans y Stephen subieron al auto para regresar al hospital. Por lo regular cuando ellos llegaban a la habitación de Greyson, los primeros en encontrarse ahí eran Nigel y sus hermanos, pero esa tarde para sorpresa de todos, la primera en estar ahí fue Marlene.

Unos días atrás Nathan le había confesado a Susy el tipo de relación que su hermano mantenía con la chica con quien, si bien no sostenía un noviazgo como tal, el interés del uno por el otro era claro. Incluso, años atrás fue el primer detonante de los motivos varios por los cuales Greyson y James no se toleraban. Susy entendía eso y lo respetaba, así que procuraba tratar a Marlene de forma amable.

Por su parte, Marlene no podía evitar darse cuenta de la manera en que Susy miraba a Greyson y, pese a sentir una aguja clavarse en su corazón cada vez que lo veía, pensaba que no tenía derecho alguno a molestarse con la chica. Después de todo ella misma no era más que una amiga para el muchacho; además Susy era una persona linda, agradable y muy gentil, así que se esforzaba en tratarla tan bien como se merecía.

Las voces del silencio [S.O. #4] (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora