Caminaba por el pasillo con su mochila azul colgando sobre sus hombros, lo seguí con la mirada mientras bajaba las escaleras. Aparté la vista inmediatamente al notar que estaba como una tonta viéndolo, cualquiera podría notarlo y molestarme de por vida.
Me recargué en la pared y giré ligeramente mi cabeza, viéndolo de nuevo, recordando que todo fue por mi elección. ¿Por qué me obligué a que alguien me gustara? Ah, claro, es que lo de estúpida hasta me sobra... ¿Por qué tenía que ser él? Ni tan atractivo es.
Cierto, todas las de su curso gustan de él, pero no entiendo como a mi pudo gustarme. Pero claro, si no me hubiera forzado todo sería distinto, seguría siendo la chica sin sentimientos que jamás le había gustado nadie en su vida. Como quisiera regresar el tiempo y no ser tan inútil como para obligarme a que me guste alguien.
Ahora está con sus amigos, riendo y bromeando como siempre. Con ganas de acercarme y decirle que me gusta. Tan fácil y sencillo, o al menos lo es decirlo, pero no hacerlo.
Una vez más, aparto la mirada viendo a los chicos de mi curso. Mas mala suerte no podría tener. Y, agh, odio como ellos se quejan de que no hay nadie ante sus ojos bonita en el colegio; sin embargo, los más guapos de la ciudad no son ellos, claro está.
La maestra nos indica que entremos al salón, pero, para nuestra sorpresa, la odiada maestra decidió faltar, así que la maestra de inglés nos dará la asigatura, Literatura.N os da el trabajo asignado por la maestra y se va al escritorio a sentarse. recorre el salón con la vista por centésima vez y luego se pone a ayudar a algunos compañeros con el trabajo. Para mi buena suerte yo termino antes y me pongo a usar el móvil en lo que termina la clase.