Una tarde de abril un dia comun sin importancia alguna, eso pensaba yo hasta el molento y la hora de volver a verte, llegar a ese lugar y aguardar a tu llegada, cada instante que pasaba se volvian eternos, el estar sentada en una esquina sintiendo como se volvia mi refugio y mi tormento. Nuestra primer salida fue acompañada de un café y tu sonrisa, fue la primera vez que salimos sin compañia y juro que en ese instante no existía ningun ser humano en la tierra mas que tu y yo, el tiempo se detuvo de tal forma que las horas se convirtieron en segundos, cuando menos acordamos habian pasado tres horas cuando solo sentimo que fueron veinte minutos, el hablar contigo, el ver tus ojos, quedarme perdida en tu sonrisa, lograr que nada ni nadie me importe mas que tu, detienes mi mundo con tal solo verme, esa tarde de verano con un poco de lluvia no nos detuvo, pedíamos mas tiempo para poder existir, para poder sentir eso que habiamos perdido, todo iba de lo mejor oh eso pense yo, cuando de la nada y sin aviso tu mirada me invadió y tus labios de una forma discreta me tentaban y tu sabias lo que estaba pasando y no dijistes nada, senti el rose de tus manos con las mias, tu dulce mirada depositada en mi y sin pensarlo, sin dudarlo senti el calor y la suavidad de tus labios contra los mios ese pequeño acto que duro mas de lo deseado, ese beso logro que mi cuerpo sin vida se convirtiera en arte, mi cuerpo que ya hacia apagado lograstes encenderlo, le devolvistes la esperanza, el calor y el deseo.
Queria detener el tiempo y quedarme contigo todo un dia, no dejarte ir y hacerte feliz, pero tocaba dejarte ir, tocaba verte partir una vez mas aunque yo no lo queria, pero sabia que iba a volver a verte porque mi corazon te llamaba y tu le respondias sin dudarlo.