Noche de brujas

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La tan ansiada fecha del 31 de octubre también conocida como noche de brujas llegó y todo estaba listo para lo que sería la inauguración de la discoteca a la cual decidieron poner el nombre de Finestra.

Se organizó un concurso de disfraces como es costumbre y el motivo elegido fue la edad media. El lugar se ambiento con cristalería de la época, se colocaron hermosas lámparas y candeleros, manteles elaborados a mano, los meseros se vistieron al estilo de los servidores de las reuniones de la clase alta de aquel siglo y se decoró con toda clase de objetos y hermosos utensilios.

Así mismo se eligió el menú y la música con la que comenzaría la fiesta. A los participantes se les pidió llegar vestidos con ropa de la época y antifaz, cada detalle fue cuidadosamente preparado y todo lucía impresionante.

La hora de inicio fijada para la celebración fue a las 8 de la noche. La gente estaba tan emocionada que comenzó​ a llegar desde las 7 pm y pronto en el parqueo no quedó ningún espacio vacío, a pesar de que no cabía un vehículo más, no fue impedimento para que los ansiosos fiesteros se las arreglaran para asistir.

A muchos los pasaron dejando familiares o amigos y otros pagaron taxi para llegar. Al parecer nadie quería perderse el primer día de fiesta de lo que prometía ser el mejor lugar para pasarla bien.

Sumado a la privacidad del lugar, el uso de disfraces le daba un toque erótico al ambiente en el cual se podía ver todo tipo de bebidas alcohólicas a total disposición.

Mi padre decía que esa fecha guarda un oscuro secreto, según las historias contadas de generación en generación, en esa noche un poder maligno se libera haciendo que los seres infernales puedan vagar en formas terrenales para devorarse el alma de aquellos que se han alejado de Dios y su protección. Aquellos que disfrutan de los placeres mundanos y solo piensan en complacer los deseos de la carne terminan siendo arrastrados a la perdición total.

A las 9 pm no cabía un alma más en el lugar, la fiesta había comenzado y las personas bebían y bailaban muy contentas. En una de las mesas una mujer se resistía a cuánto hombre intentaba sacarla a bailar, el disfraz que llevaba no era suficiente para ocultar su belleza la cual se realzaba con su impresionante disfraz de la época medieval.

Cuando dieron las 10 en punto de la noche, una limusina se estacionó en la entrada de la discoteca, rápidamente un portero corrió y abrió la portezuela. Un elegante caballero descendió, era alto, de buen porte, a pesar de su antifaz sus facciones eran las de un auténtico don Juan.

Ingresó acompañado de un par de escoltas elegantemente vestidos, cuando entró no pasó desapercibido, las miradas se clavaron en ellos, incluida la bella dama que se había resistido a todo el que había intentado sacarla a bailar.

El caballero de la limusina vestía un elegante traje negro, se dirigió a una mesa reservada especialmente para él. No cabía duda de que se trataba de alguien importante, algún empresario exitoso quizá, un amigo del dueño o el mismo dueño.

Apenas llegando le sirvieron algo de beber, él se tomó un trago, se levantó y se dirigió hacia la dama que había rechazado a todos los que habían intentado bailar con ella.

Mientras caminaba hacia ella, sus miradas se conectaron haciéndole saber cuáles eran sus intenciones. Aunque había rechazado a todos, este hombre tenía una atracción que ella no pudo resistir.

- Aceptarías una pieza- Le dijo el misterioso caballero mientras le extendía la mano. -Acepto- respondió la bella dama tomando su mano.

El misterioso caballero la llevó al centro de la pista y comenzaron a bailar. Había habido una conexión entre ambos, ella se sentía muy cómoda con él. Era como si se conocieran de alguna parte, pero al mismo tiempo él era alguien que ella nunca había visto en su vida.

- Qué hermosos ojos tienes- le dijo el misterioso caballero. - !Muchas gracias!- le dijo ella con una sonrisa. -Te llamas Lucía verdad- Le dijo con una sonrisa y en tono seductor el misterioso caballero. - ¿Cómo lo sabes?- le respondió ella claramente sorprendida. - ¿De dónde me conoces? ¿Cuál es tu nombre?- Preguntó Lucía.
-jajaja tengo algunos talentos, ya que estamos disfrazados te diré mi nombre más adelante ¿te parece? Dijo el misterioso caballero, a lo que lucía estuvo de acuerdo.

El ambiente se prendió, la gente había bebido mucho alcohol y todos bailaban y reían felices. Lucía estaba extasiada y ansiosa de conocer más de aquel misterioso caballero el cual tenía un intrigante brillo en los ojos y una sonrisa que parecía guardar un gran secreto.

El tiempo parecía volar, eran las 12:30 de la madrugada y el ambiente se prendía más y más. El misterioso caballero se acercó al encargado de la música y le pidió que anunciara que a partir de ese momento había bebidas gratis para todos.

Lucía quedó sorprendida y le dijo - Debes ser un hombre con mucho dinero ¿cierto?- a lo que él respondió -Es solo un poco de dinero...- Esto le pareció sumamente atractivo a Lucía quien cada vez estaba más ansiosa de saber quién era ese misterioso caballero.

Pero lo que lucía estaba a punto de descubrir estaba lejos muy lejos de lo que creía, aquel misterioso caballero estaba a punto de darse a conocer...

Lee la siguiente parte.

La Leyenda De La Discoteca InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora