METRO [En edición]

Capítulo 1

14 de Enero del 2072 España, Madrid. (Bosque El Castañar de El Tiemblo)

2 años después...

Me encuentro en el bosque acabo de cortar la vida de dos bestias mutantes, tiene dos años de la desaparición de mi hermano, todos me dicen que tal vez lo encuentre, pero no soy una niña de diez años ingenua, tengo dieciocho años la edad suficiente para saber que está muerto, y lo peor la culpa es mía, ese año fue el peor, no solo perdí a mi hermano si no que desapareció un chico que solía ser amigo de mi padre, Niko.

Me he acostumbrado a estar sola a los ocho años mis padres fueron asesinados y devorados por necróticos -de ahí tanto odio hacia ellos- o al menos es la historia que conozco puesto que nunca encontraron sus cuerpos. Mi madre me enseñaba técnicas de combate y mi padre le encantaba la ciencia siempre hablaba de experimentos y cosas así, era un genio, pero de él solo aprendí a amar las matemáticas y la física, algunos pensarían que en un mundo así no sirve pero la verdad es que ayuda en mucho a la estrategia, y toda clase de inventos.

Al ir caminando en silencio, pensando en mis recuerdos del pasado, no caí en cuenta de que mis pasos me llevaron a la misma cueva de hace dos años, mi cuerpo le recorrió un escalofrío solo de verlo, y mi mente se nublo, no tenía control de mi misma, hasta que al fin lo pude recuperar después de varios minutos, suspiré, de mi cinturón lleno de objetos como una daga, dos revólveres, un cartucho de balas y una linterna, tome dos cosas las mismas que use hace dos años cuando entramos ahí, un revólver Smith & Wesson modelo 625, y una linterna.

Me dirigí al lugar de la cueva por el que había tomado camino mi hermano, recordaba perfectamente cada uno de los detalles del lugar, mi padre solía decir que era especial, nunca he podido olvidar nada, ni un solo segundo de mi vida, para algunos dirían que es una maravilla pero para mí es una maldición, hay tantos detalles y cosas que desearía olvidar, él decía que se le llama Hipermnesia que eran contadas lo personas que lo padecían. Llegué justo donde había visto la mancha de sangre, me arrodille y deje que los recuerdos de ese día me absorbieran.

Justo después de llegar con mi ojo desgarrado, llena de sangre, para no encontrar nada, caí de rodillas golpee la pared de mi lado derecho, un golpe tan fuerte que retumbó en toda el área, lo cual provocó que se me hiciera una cortada en la mano, primero fue un grito y luego invadieron las lágrimas al ojo con el que todavía podía ver, Niko entro corriendo y me levanto no dijo nada me abrazo y al ver mi ojo de su mochila sacó gasas y desinfectante hilo y aguja, curó la herida, pero yo perdí la visión en mi ojo izquierdo, mientras curaba la herida no quitaba su sonrisa tranquilizadora, pero a mí no me servía, cuando intento sacarme me resistía a que me llevase, al fin se designó y se quedó parado viendo cada uno de mis movimientos, encontré a solo unos metros el Kendo de mi hermano y me lo quedé, una vez que lo guarde entre todas mis armas deje que Niko me sacara de ahí, esperaba que se volviera mi amigo, pensaba que era la única persona que me quedaba, pero me equivoque porque al día siguiente salió de expedición y no volvió nunca más, desapareció igual que todas las personas en mi vida, después de todo en realidad siempre estuve sola. Y nunca fui normal cuando mis padres no regresaron yo me la vivía entrenando, a los nueve años era la única niña que subía la superficie la gente me miraba con lastima o como si estuviera loca, pero a esa edad ya luchaba contra los necróticos, ya tenía sangre en mis manos, ni siquiera mi hermano Lief salía a pelear siendo que él ya tenía once años, el todavía tardó un año más en comenzar a salir y todavía con grupos de expedición que lo pudiesen proteger.

Al salir de la cueva, camine en silencio, hasta que note un movimiento entre los arbustos, saque el Kendo de Lief, le había hecho una modificación más para que se compactara pero en el momento en que lo sacase adquiriera su tamaño original, estaba lista para atacar, cuando escuche: