Suspiro y noto que todo se ha terminado, el último de ellos ha caído, y la humanidad está libre, pero sólo pienso ¿En dónde está Niko? miro por todos lados, hasta que veo su figura caminando y alejándose al fondo del bosque corro y hasta que estoy a solo unos metros mis ojos se llenan de lágrimas, pues de su espalda cercana al hombro hay una herida que sangra, pero es de esas heridas que no se pueden curar.
***
Un chasquido me hace salir de mis pensamientos y frente a mí están Niko y Jobs mirándome extrañados como si tuvieran a una desconocida en frente.
—Perdón, ¿Qué has dicho? —Dije parpadeando tratando de espantar los pensamientos.
—Te preguntaba si ya habías encontrado a alguien servible para el plan, ¿Te encuentras bien?, te ves muy pálida—Me dice Niko y sonríe débilmente, acerca su mano y toca mi frente, me siento ruborizar, y la apartó de un manotazo, me volteo esperando que no hayan notado el sonrojo.
—Estoy bien, sólo estaba distraída es todo—Me limito a decir con voz seca.
—No lo creo, estás hirviendo, y te ves peor que un necrótico—Dice y de manera infantil igual que un crío empieza a imitar a uno, mientras Jobs le sigue la corriente, niego con la cabeza y hago lo posible por permanecer seria, me levanto y golpeo a cada uno, mientras me alejo pues la alarma ha sonado, lo que indica que el almuerzo ha terminado.
Cuando entro a mi celda me miro al espejo y veo que lo que decía Niko era cierto estoy muy pálida y tengo enormes ojeras, me toco la frente y efectivamente está hirviendo, pero a pesar de eso siento mucho frío, abro la llave y me echo agua al rostro, cierro la llave, y retrocedo unos pasos veo una vez más mi reflejo en el espejo pero demasiado borroso, me siento sumamente débil, lo siguiente que siento es que caigo de espaldas y golpeo mi cabeza contra la reja después todo es negro...
Escucho pasos y voces, abro lentamente los ojos y frente a mi esta mi padre con una mirada de suma preocupación, escucho los pitidos de la máquina que mide mis latidos los cuales son muy lentos, mi vista tarda un minuto en adaptarse a la luz, intenté levantarme pero me fallaron las fuerzas, siento que alguien me ayuda cuando volteo a verle es Niko, que tiene una sonrisa tranquilizadora, tengo un suero atado a mi brazo izquierdo.
— ¿Qué...ha...ocurrido? —Preguntó con dificultad, mi voz es trémula y ronca, y a la vez se escucha casi como un susurro.
—Te desmayaste, y tus defensas están muy abajo, si bajan más podrías morir, debes descansar—Dice mi padre con una voz dulce y amable.
—No—Replicó—Necesito terminar con el plan—A pesar de que apenas si puedo hablar y me siento débil hago un intento por levantarme, y en cuanto mis pies tocan el suelo igual que si fueran de trapo me caigo, y siento lágrimas de impotencia comienzan a recorrer mi rostro, Niko trata de levantarme pero lo empujo y miro con rabia, me tomo de las sabanas de la cama y me apoyó de ellas para levantarme, veo a lo lejos un espejo y es hasta apenas que noto que traigo una venda en la cabeza y me duele bastante, trato de mantenerme en pie recargando mis manos en la cama, pero una vez más caigo y esta vez golpeó mi cabeza con la mesa que hay detrás mío y suelto un grito más que por dolor de frustración, y cuando Niko se acerca a ayudarme se lo permito, me recuesta en la cama, y me da una mirada dulce.
—Tienes que descansar, no tienes nada de fuerzas—Su tono es grave y dulce, me sonríe y cuando acomoda mis sábanas y almohadas lo hace como si lo que estuviese en la cama fuera sumamente frágil, como si el más mínimo roce lo pudiese romper, entonces noto que aprieto los puños, pues claro que no soy algo frágil y si algo que odio es que me traten así.
—Vete—Digo esta vez, aunque forzó mucho mi voz consigo que mi tono sea fuerte y frío, él me mira bastante extrañado—He dicho que te vayas, no necesito de los cuidados de nadie, puedo cuidarme sola.
Él no dice nada y se retira en silencio, en cuanto se cierra la puerta miro a mi padre en busca de respuestas, pues no se me hace fácil concebir que sólo me haya desmayado así.
—Tu cuerpo, hay mucho poder en él, y quiere liberarse el Axiom necesita ser usado o te volverá a pasar lo mismo que hoy pues si no se libera para tu cuerpo es como una muerte lenta—Explica al fin, entonces noto que las cámaras están apagadas, quito mi anillo y desenvuelvo en un solo movimiento la venda de mi mano, la sangre empieza a fluir y me siento como si recobrara fuerzas, la espada se forma pero aún más majestuosa que la primera vez que la hice, mi padre mira lleno de asombro y no sólo hago eso, varios hilos de sangre recorren la habitación y se vuelven afilados picos, atraigo un cuaderno totalmente blanco y primero hago que los picos lo atraviesen y después con la espada lo cortó en varios pedazos y en la habitación solo llueven las múltiples hojas, los ojos de asombro de mi padre se vuelven una mirada de miedo, tiene miedo de mí, de mi poder.
Vuelvo a colocar el anillo y toda la sangre vuelve a la herida, la cual vuelvo a cubrir con la venda, lo miró con suma seriedad, y me quitó el suero del brazo, prácticamente lo arranco.
—Ya estoy bien, ahora déjame salir—Él no dice nada, hace unas anotaciones y me abre la puerta todavía sigue anonado.
Al salir es hora del receso, voy con todos y chocó con una chica de unos dieciocho años, piel oscura, ojos marrones, y cabello castaño, me mira recelosa, pero algo me hace sentir que ella sabe controlar el Axiom, no sabría explicar el por qué pero lo sé.
— ¿Quién eres? —Preguntó y ella me mira con desprecio.
—Mi nombre es, Elizabeth Johnson.
—Sabes controlar el Axiom—Bajo mi tono lo más que se pueda para que nadie más escuche, ella me mira como si fuera una clase de agente que filtra información o algo así.
— ¿Cómo lo sabes?
—No sé cómo explicarlo, el punto es que te necesitamos. Mi nombre es Kirishima pero necesito que unos amigos te conozcan.
— ¿De qué se trata?
—Ven conmigo y te lo explicare todo te lo prometo.
Ella me siguió y le presente a Jobs y a Niko, le hablamos del plan y ella estuvo de acuerdo, ahora si todo estaba listo no faltaba nada.
Al regresar a las celdas Niko me alcanzó, y me tomo la mano se acercó mucho a mi rostro y me susurro al oído provocándome que se me revuelva el estómago: No vuelvas a hacer eso, casi me matas.
Lo miro extrañada, y él sólo sonríe me suelta y se aleja rápidamente, dejándome totalmente confundida.
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METRO [En edición]
Science FictionUna guerra, todo un mundo devastado, muertos vivientes, mutantes, y un experimento aplicado a humanos comunes, pero que puede ser la perdición o salvación de la humanidad. Kirishima, una joven que se encuentra en esta lucha, descubre muchos secretos...