Un sonido metálico me despertó, estaba encerrada al igual que otro niños en jaulas. Estos también dormían, debíamos de haber sido víctimas de alguna especie de droga anestésica.
-Hola, veo que despertaste antes que el resto- habló un hombre viejo que sostenía entre sus huesudas manos un bastón oscuro.
-Ven, te enseñaré el lugar- rebuscó en uno de sus bolsillos y extrajo una llave con la cual me liberó de mi prisión.
-¿Cómo te llamas pequeña?- agarró con su mano libre mi mano para llevarme a una sala al otro lado del pasillo. No conteste a su pregunta, todo lo que había visto desde que desperté no eran cosas por las cuales sentir confianza.
-No eres una persona de muchas palabras- dedujo el viejo -mi nombre es Nich, pero aquí todos me llaman papá-
Continué sin formular una sola palabra. ¿Por qué llamarían a este tipo papá? Él no es mi padre, yo no tenía padre ni madre, al menos no en este mundo.
-llegamos- abrió una puerta muy pesada, al otro lado pude visualizar todo sin dificultad pues estaba más iluminado,más colorido y repleto de juguetes.
-Hola papá- saludó un niño regordete de mejillas sonrosadas.
-papi hola- apareció correteando una niña de pelo negro muy largo.
Y así se fueron y acercando otros niños a ver al viejo.
-¿Quién es ella papi?- preguntó la niña de antes.
-Oh ella es vuestra nueva hermana. Es algo tímida así que no la presionéis mucho jeje- con las mismas el hombre se fue cerrando la puerta a cal y canto. Debía encontrar otra forma de escapar, empecé a escudriñar cada rincón en busca de la más mínima salida. Pero un niño se me puso delante.
-Hola me llamó Marco. Y tengo nueve años- me sonrió.
-Hola- respondí sin expresar ningún sentimiento.
-¿Cómo te llamas?- siguió interrogándole y persiguiendo por la sala.
-Olive me llamo- respondí ya un poco arta.
-¿Que edad tienes?- continuó el niño.
-Te lo diré si respondes primero a una pregunta mia- me giré para verlo a la cara, el chico se sorprendió un poco.
-Tus ojos... Son violetas, me gustan- ese comentario me pillo de sorpresa. Normalmente el resto de niños de mi antigua clase los aborrecían con todo su ser.
-Dime ¿Qué es este lugar? ¿Quién es es viejo al que llamáis papá? ¿Y por qué nos tienen encerrados aquí?- dispare todas mis dudas esperando ser resueltas. Él pequeño niño llevo su mano a la nuca y se rasco intimidado.
-Bueno, este es el centro recreativo de crianza, también lo llaman CRC. Papá es nuestro nuevo papá ahora. El nos trata mejor que nadie que hallamos conocido, porque claro, aquí nadie tiene padres. Y nos tienen encerrados por nuestra seguridad, el exterior es muy peligroso, está lleno de lobos y brujas malas.- claramente sus últimos argumentos no eran muy fiables, seguro que les habían engañado, el resto de respuestas me puso alerta, nadie te trata bien de forma incondicional, y mucho menos un desconocido como lo es ese viejo.
-Gracias por la información Marco, eres muy amable- fingí una sonrisa lo suficientemente creíble como para que el niño me la devolviera multiplicada por dos.
Miré al resto de niños en el salón algunos jugaban otros dormían, otros dibujaban, en total el paraíso de todo niño.
-Marco, hazme un favor y no te fíes de papá. Puedes acabar mal, yo no me fío de él, vente conmigo cuando encuentre una salida- le susurré al oído.
-Pero papá no es malo. Se que no lo conoces todavía mucho pero verás como te caera muy bien- intentó insistir me el niño.
-Aunque digas eso... Te obligaré a la fuerza escapar de aquí.
En ese momento la puerta se abrió y apareció el viejo junto con una mujer vestida de blanco y con una cara de pocos amigos.
-Vito, hoy es tu día especial y vinimos a recogerte- habló el papá. El niño gordito del principio empezó a ser aplaudido por el resto de niños, le felicitaban y le regalaban pequeños obsequia que habían creado.
La mujer agarro del brazo del niño y se lo llevó de la sala, el viejo cerro de nuevo la puerta.
-Marco ¿ha dónde se lo llevaron?- miré a mi nuevo amigo.
-Se va con una familia que lo quiere tener como hijo- respondió este algo apenado -espero que encuentren una pronto para mi también-
Instintivamente lo abracé, quería hacerlo sentir querido y apoyado y las palabras no siempre funcionan en esos casos.
-Gracias Olive te quiero- dijo Marco con los ojos brillosos -por cierto no me dijiste tú edad-
-Tengo los mismos años que tu- mentí.
-¡Qué bien!-
Después de eso me decidí a soltarme más con mis compañeros de "celda". Se mostraron muy agradables conmigo incluso me tenían en cuenta y no me ignoraban como los de mi vieja escuela. Llegó la hora de cenar y yo antes fui al baño a hacer mis necesidades, fue entonces cuando vi una buena vía de escape, una rendija de ventilación.
Estaba ya algo suelta pero no la arreglaron seguro por pensar que todos los niños a los que apresaron no intentarían escapar.
Decidí volver ahí después, cuando todos duerman.
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Memorias de una Nefilim
FantasyLa misma mirada, la misma expresión seria, en su pálida cara,Siempre era igual, no importaba el tiempo o el lugar. Y yo, Bruno, era al único que quiso resolver ese misterio, en el que se había convertido Olive. * * * * * * * * * * *...