Capítulo 4

0 0 0
                                    

Ese día cene al fin un delicioso plato caliente de sopa de calabaza y castañas y de postre nos pusieron sobre la mesa un gran bol de cobre con muchas frutas. Yo me lancé a por una pera que se veía madura y jugosa.
-Si que tenías hambre jaja- se sorprendió un niño con gafas que se sentó frente mío.
Me limite a reír mientras escondía entre mis piernas mi servilleta envolviendo un panecillo y una mandarina. Necesitaba alimentos una vez logre escapar de allí.
Una vez llegó el momento de dormirnos me tumbe sobre la cama a meditar si realmente debía marcharme de allí. Vivía bastante bien, tenía un techo, una cama blanda, unos compañeros muy simpáticos, comida y juguetes... Pero algo tan bueno no pude ser. Algo estaba mal, había algo que fallaba. Después de eso me quedé en blanco mirando las estrellas de plástico brillante del techo. Me giré y me abracé a la almohada, no podía dormir. Mi instinto me decía que huyese de allí. Era como una voz que aparecía en mi mente, no expresaba palabras pero si sentimientos. Y en este caso era un sentimiento de escapar.
Me levanté y caminé de puntillas hasta la cama de Marco, el resto de niños y niñas parecían haberse dormido.
-Marco- le susurré -despierta-
-Olive ¿Que pasa?- me contestó mi compañero adormilado.
-Voy a investigar venga ven- cogí una mochila perteneciente a un peluche de una muñeca de mi estatura, dentro de la mochila guarde la comida que guarde de la cena, la cual permanecía aún en la servilleta.
-Por aqui- agarré su mano y lo llevé al baño.
-Es muy tarde para jugar Olive, volvamos a la cama- dijo Marco regresando sus ojillos marrones.
Logré despegar la rendija del conducto de ventilación -Pero este juego es nocturno, por el día no se puede jugar- decidí convertir nuestra huida en un juego.
-¿Cómo se llama el juego?- pareció animarse el chico. Me agache para entrar en la cavidad de la pared, el me siguió.
-se llama escapa del castillo, pero para ganar hay que estar muuuy callado así que basta de charlar- finalicé nuestra conversación y continuamos arrastrando nuestros cuerpos por ese estrecho conducto.
Tras recorrer unos metros unos ruidos fuertes como de golpes nos hicieron parar. Habíamos llegado a una parte más  ancha y en uno de los lados había una rendija. Mi amigo se acercó a ver. Y por la cara que puso lo que vio no debió ser muy agradable. Decidí mirar por la rendija yo también. Al otro lado había una cocina, y justo bajo nosotros había una mujer vestida de blanco con un delantal del mismo color sólo que este estaba manchado de sangre. Y en su mano de encontraba el causante de esos colores secos que oíamos, era un cuchillo y estaba cortando en distintas partes al niño regordete que se habían llevado antes. Él niño ahora tenía la vista pérdida en nuestra dirección justamente, cosa que me hizo temblar un poco.
Marco se había quedado en sock, no gritó, no lloro, ni siquiera se percibía su respiración.
-Dime que esto es una pesadilla- me habló al oído una vez que la mujer se fue a llevar al niño troceado al congelador.
-No lo es Marco, ni esto es un juego, ya sabes lo que hacen con los niños. Algo tan bueno no podía ser verdad. Pero no te preocupes idearé algo para escapar de aquí. Sigueme- continúe por esos túneles hasta llegar a una antigua habitación que parecía abandonada, o al menos sólo parecían utilizarla para almacenar cosas inservibles.
Salimos del conducto y nos refugiamos encima de unas literas que habían apiñadas a un lado.
-Olive, antes te mentí. Yo... Realmente si tengo padres lo que pasa es que me escapé de casa...- admitió el chico apenado.
-¿Y por qué lo hiciste?- me pillo de sorpresa, realmente me había creído eso de que ningún niño de aquí tenía padres.
-Eso me pone las cosas más fáciles, sólo tendré que llevarte a una comisaría y ahí te llevarán con tus padres- planeé.
Pasaron unos segundos de silencio y Marco me respondió -Gracias Olive, eres... Mi mejor amiga.
-Me siento mal por el resto de niños... Deberíamos ir a avisarles de todo esto...- propuso él.
-Mejor se lo comentas a la policía mañana, ahora tenemos que dormir- me despedí de él y me tiré contra el viejo colchón de la litera.
Al día siguiente, la luz del sol se coló por una claraboya haciendo que me pusiera en marcha, desperté a Marco, me puse mi mochila y salimos por ella. Una vez fuera, nos encontrábamos en una especie de Puerto abandonado.
Se notaba algo antinatural en en la brisa que corría por allí.
Empecé a caminar con Marco lejos, con tal de alejarnos cualquier cosa daría, según nos íbamos yendo de allí empezábamos a ver señalizaciones escritas en un lenguaje extraño.
-No se que clase de lugar es este, pero no se ve real, ¿no lo sientes tú así?- Marco me dejó claro que el también sentía eso.
-Eso es por que este lugar está lleno de "glamour", es decir, influencia de seres fantásticos, seguro que nosotros éramos su comida- empecé a atar cabos. Después de dejar en la comisaría a Marco debía de regresar a ese lugar. Me sentía cerca de mi destino. La voz de mi conciencia me lo estaba pidiendo.
Salimos del puerto por una especie de túnel, pronto llegamos a la civilización.

Memorias de una NefilimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora