Un par de meses después.
Crista tenía los pies sumergidos en el agua cristalina. Miraba las montañas y sentía con felicidad los rayos del sol que en ese momento se metía detrás de ellas para darle paso a la noche.
Al momento, sintió sobre sus hombros unas manos que ella conocía muy bien.
Se dio la vuelta y lo miró con una sonrisa.
-Tienes un problema con el tema de desaparecer-le recriminó Heben.
Ella se encogió de hombros.
-Sabes que no puedo quedarme quieta-es excusó levantándose y tomándole la mano.
Heben se rindió ante la sonrisa de Crista y pegó sus labios con los de ella en un dulce beso.
-Te amo-le susurró en el oído y a ella le cosquilleó el cuello.
Lo abrazó dándole un beso en la mejilla.
-Estaba pensando que podríamos cazarnos aquí. Pondríamos unos tablones de madera y un altar de hielo en el medio del lago.
Heben la observó y luego se rio.
-¿No piensas que llamaría mucho la atención? ¿Además, eso es una propuesta?
Crista lo miró y luego se ruborizó.
-Em, quizás-miró hacia otro lado y Heben la tomó de la cintura.
-Me casaría contigo donde quieras y cuando sea-exclamó con voz aterciopelada y ella se refugió entre sus brazos.
-Que tranquilidad-murmuró mirando otra vez el lago y como el agua se teñía de azul ante la presencia de la noche.
-Este lugar es hermoso.
-Lo es...
-¡Crista! ¡Heben!-los llamó de golpe Almendra al borde del médano casi sobre la vereda.
Los dos se dieron la vuelta.
-¿Qué pasa?-gritó Crista desde abajo.
-La función-le dijo con cara de pocos amigos.
Y los dos se miraron.
-Cierto que te había venido a buscar por eso-le dijo Heben.
-Somos dos idiotas-se rio ella y le tomó la mano llevándolo para subir.
-¿Cómo puede ser que nunca te acuerdes?-le recriminó su amiga y Crista pensó que Almendra estaba pasando mucho tiempo con Aeris.
-Lo siento. Pero, la semana pasada me acordé de todas-le dijo mientras volvían al camino cruzando la calle y pasando por al lado de la catedral de piedra de Bariloche.
-Te olvidaste de una y la otra semana de todas-exclamó cruzándose de brazos.
-Tiene razón-dijo Heben pensando que su novia podía ser muy distraída.
Crista bufó.
-De acuerdo. Tienes razón. Mira, te invito a un helado luego si me perdonas.
-Mm el soborno suena delicioso. Me parece bien-dijo y las dos rieron.
-¿Están listos?-les preguntó Eiber quien se había convertido en el nuevo maestro de ceremonias del Circo Esperanza, el nuevo nombre que había recibido.
La función ya había empezado y Almendra había entretenido a todos los espectadores con sus plantas de colores y secundada por Aeris.
Sandy, Bruno y Nico habían hecho un mini espectáculo con cables y representando una batalla como si fueran dioses. Los truenos de Nico habían dejado impactados a todos los niños y adultos, cuando estos impactaban en el techo y caían como luces.
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Resurrección
Teen FictionGriselda yace en Francia con la Piedra Filosofal entre sus manos y un nuevo grupo de alquimistas que la acompaña hasta lograr su objetivo. Crista y los demás viven su vida nuevamente en Bariloche, recordando los viejos tiempos, mientras siguen busca...