CAP 3

1.7K 218 41
                                    

Se durmió en los brazos del mayor, sintiéndose más protegido que nunca, al percatarse de esto, Namjoon lo tomó en sus brazos y lo recostó en los asientos traseros del auto.

Durante todo el camino a casa no pudo dejar de pensar en quiénes eran esos malditos que molestaban al pequeño Yoongi, sin duda debía darles su merecido.

Cuando llegaron a casa, el menor seguía dormido así que Kim decidió dejarlo en su habitación, como esta estaba muy desordenada y con ropa por todas partes, se dispuso a ordenar un poco. Dobló toda la ropa que estaba tirada en el suelo y la dejó en una mesita, se sorprendió de sobremanera cuando vio unas bragas rosas, sonrió.

—Así que al bebé le gusta usar lencería — murmuró, mientras sostenía con ambas manos la pequeña prenda.

Se acostó a un lado de Yoongi, cerrando sus ojos para poder descansar un poco, la noche anterior había dormido muy poco y planeaba descansar antes de ir a casa.

Sin querer se quedó dormido...

Yoongi despertó sientiendo un brazo rodear su cintura, con cuidado de despertar a quien dormía a su lado. Cuando quedó de frente a Namjoon, lo observó detenidamente, su piel bronceada contrastando con las sábanas color damasco. Sus gruesos labios, levemente separados, sus grandes manos que sujetaban fuerte su cintura y su cabello color menta desordenado.

—¿Qué soy tan guapo?—dijo Namjoon abriendo los ojos de golpe.

Yoongi se asustó y sólo atinó a asentir aún hipnotizado por la belleza del mayor.

—E-es decir, ¿qué haces en mi cama?—señalo Yoongi.

—De nada, por ordenar tu ropa, por cierto, linda lencería—dijo sin más, saliendo por la puerta.

Las mejillas de Yoongi se encendieron, y se arrepintió de haber hablado, quizás hubiese disfrutado más tiempo la cercania del mayor.

Yoongi decidió que no podía pasar toda la tarde en su cama, por más  que así lo quisiera. Así que se levantó decidido, cambió su ropa por una un poco más cómoda, pero decente. Bajó las escaleras, y encontró  a Namjoon en la cocina, bebiendo un vaso de agua, esa escena tan normal y común a Yoongi le pareció lo más erótico que había visto en su vida. Algunas rebeldes gotas del líquido se resbalaban por su mentón, deslizaban por su cuello de forma libre, para terminar en el cuello en v de la camisa.

Se te ha hecho una costumbre mirarme así, Yoongi—rió el mayor dejando el vaso sobre la encimera.

—Y-yo sólo vine a pedirte una cosa, Namjoon — exclamó de forma altanera. El nombrado tan sólo se encargó en la encimera y lo miró atento — ve a dejarme a casa de Jimin.

Namjoon alzó una ceja y rio entredientes.

—Pídelo de nuevo.

—ve a dejarme a casa de Jimin — repitió, esta vez cruzandose de brazos.

—Otra vez, pequeño — pidió el mayor, acercándose a paso lento al frágil cuerpo de Yoongi.

—Namjoon... no estoy para juegos —murmuró nervioso.

—Solo quiero escucharte pedir las cosas como corresponde bebé — dijo Namjoon tomándolo por los hombros.

—¿Por favor? — preguntó Yoongi, ya asustado por el comportamiento de su chófer, Nam asintió, y luego de un pequeño apretón al trasero de Yoongi tomó las llaves del auto y salió por la puerta.

Yoongi miraba por la ventana mientras oía la molesta música que había puesto Namjoon, en serio, le daban ganas de arrancarse los oídos. Para su suerte sólo quedaban unas pocas cuadras para llegar a casa de su mejor amigo. Una alegre chico de cabello rubio y pómulos regordetes. A decir verdad, era el único amigo de Yoongi, nadie más soportaba el cambiante genio del más pequeño de los Min.

Ɓαвιєɗ💰➵ ⓝⓖ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora