Buzón de voz 📞

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Como es costumbre a lo largo de su día, el joven de cabellos negros alborotados deja su pesado abrigo de pana en el sofá. Sus molestos zapatos descansan desparramados en la entrada, junto a la bufanda de tonos oscuros que su madre le regalo en navidad. Desde comienzo del mes el frío azoto la cuidad, y Seungcheol no tenía de otra que dejar toda su ropa de verano en una esquina y comenzar a usar los regalos de su madre y abuela.

El departamento, como igual es costumbre se encuentra sumido en un silencio sepulcral, que es momentáneamente cortado por el golpe de sus pies contra la madera, que cruje bajo sus medias oscuras. El sol ya se escondió, más bien, está a poco de ser medía noche, y suspira con un deje de frustración, recordando que mañana es uno de los días más jodidos desde hace dos años, en su corta vida.

– Que día...– murmura sin ánimos mientras revuelve sus cabellos, tomando lugar en su sofá. Disfrutando de la comodidad de este, junto a la tranquilidad que reina en las cuatro paredes de la sala de estar.

Su mente se distrae observando el sin fin de canales aburridos, la voz de los periodistas le parece irritante con solo escuchar los problemas de la farándula, algo que me interesa un comino en realidad.

Su teléfono vibra cada segundo y asume que ya es otro día. Ya se puede imaginar los mensajes molestos de sus amigos recordándole que hoy cumple otro año más, y se está volviendo más viejo. El teléfono de casa comienza a sonar, y con lentitud observa el nombre detalladamente mientras sonríe sin ánimos, dejando que suene, esperando a escuchar los gritos de Soonyoung y Seokmin a través de las bocinas.

¡Yah! ¿Por qué eres tan malo, hyung? ¡Deberías contestar los mensajes!– Seokmin farfulla, su voz oyéndose graciosa– ¡Con Hoshi hyung queríamos desearte feliz cumpleaños! Ya estás más viejo.

¿Qué es esa forma de tratar a tu hyung?– la voz nasal de Soonyoung hace acto de presencia, y se cubre la boca, tratando de no hacer ruido con sus carcajadas, que mueren en la palma de su mano.

¿Tú me hablas de respeto? ¿En verdad, hyung?

¡Bueno, pero baja el tono! ¡Feliz cumpleaños S.Coups hyung!– grito con ánimos el pelinegro de ojos pequeños, haciéndole recordar vagamente ese apodo que hace años se le habían inculcado. – ¡Se que lo haces a propósito! ¡Pero aún así te queremos! Mañana nos tendrás en tu puerta antes del almuerzo, así que más vale que este despierto.

¡Despídete de las visitas a la madrugada! No queremos malas vistas o nuevas amistades. – murmura el menor de los tres, con un tono sugerente.

¡Eso es todo! ¡Nos vemos!– chillaron ambos antes de colgar. El teléfono de color negro aviso​ la nueva entrada de un mensaje de voz, y se acomodó en el sofá, esperando a que lleguen el sin fin de mensajes que sus amigos tenían planeados.

JeongHan llego después en compañía de Jun, ambos se habían encargado de gritar lo suficiente para dejarlo sordo, aún cuando solo era el típico "Feliz cumpleaños". Chan y Minghao habían​ sido más amables, solo unas cuantas palabras antes de un último grito, y cómo fueron ellos siguieron los demás.

El sueño ya había invadido su sistema, por lo que se acomodó sin ánimos en el mueble, importándole poco si no estaba en su cama. Sus ojos, los cuales ya estaban cerrados, dejándose llevar por el cansancio se abrieron estrepitosamente con solo escuchar el ruido estruendoso del teléfono sonando una vez más. Cuando se compuso, el mensaje de voz ya estaba corriendo, y sus ojos, si era posible, se abrieron aún más, quedándose estático al escuchar la aterciopelada voz de ese, que hace dos años había catalogado como "desconocido".

E–eh y–yo... la ve–verdad no sé porque hago esto exactamente, p–pero sentía la necesidad de hacerlo...– su voz se cortó en unos momentos, y luego Seungcheol escucho como el contrario tomaba aire, prosiguiendo a hablar con dificultad y en medio de tartamudeos– Seungcheol, feliz cumpleaños... Sé que soy un egoísta, pero el año pasado me sentí demasiado culpable por no desearte un feliz cumpleaños, a–además yo q–quiero decirte todo lo que no pude. Tal vez estoy cometiendo un error, p–pero esto no es para acerté daño, más bien es para calmar lo que siento, la culpa que me consume cada día– susurra y el mayor puede afirmar que Jihoon está llorando. Por medio del parlante se escuchan los sollozos ahogados del menor junto a su respiración acelerada– Lamento todo lo que te hice, lamento haberme quedado callado cuando más necesitabas mis palabras, lamento haberte dejado, sabiendo que me necesitabas ¡L–lamento ser tan estúpido! Y–yo no puedo rectificarme... Pero s–solo necesito decirte todo... ¡Te extraño! ¡Aunque hayan pasado dos años! Y–yo... Debo vivir así, sabiendo que te hice daño y que mi amor por ti aún duele, p–pero me lo merezco, merezco todo el dolor del mundo por no haber estado a tu lado, pero debo agradecerte... Gracias Seungcheol, gracias por amarme en ese lapso de tiempo– habló entre sollozos. Seungcheol limpió su rostro sin delicadeza, negando la idea de que estaba llorando, solo por escuchar su voz; la voz de Jihoon– Gracias por estar a mi lado, y hacerme feliz, espero que pases un buen cumpleaños y... Que todos tus deseos se hagan realidad.

El teléfono emitió unos pitidos, y luego Seungcheol se permitió sollozar. Entre sus manos escondía su rostro, esperando que las lágrimas dejaran de fluir por su rostro, queriendo creer que todo era una vil mentira.


"– ¡Tienes que pedir un deseo!– Soonyoung gritó mientras se acomodaba el gorro de cumpleaños, demasiado colorido para su gusto.

– ¡Si, hyung! ¡Pero no se lo digas a nadie!– correspondió Dino entre risas, mientras alzaba la cámara, esperando capturar el momento perfecto.

El mayor sonrió tímido mientras veía el pastel lleno de colores con las velas del número 21 prendidas en todo su esplendor. Observó de reojo la figura pequeña que estaba a su lado con una sonrisa muda, observándolo con ojos brillantes y soñadores, tomando su mano derecha con suavidad, brindándole apoyo.

– Y–yo...– susurró con una sonrisa inquieta, apretando aún más fuerte el agarré– Yo deseo que lo nuestro sea eterno. – pensó antes de soplar, observando como la llama de ambas velas se extinguía junto a su deseo."


– ¡Es mentira!– chillo mientras golpeaba la mesa del centro, ignorando el hecho de que había tirado el centro de mesa, junto al pequeño cuadro dónde se encontraba con sus amigos. – ¡Todo esto es una mierda!– grito mientras tiraba su billetera al suelo, que antes reposaba en la mesa, observando como esa imagen irrompible e inolvidable.

No sabía porque aún la conservaba, pero no podía romperla. Era la única imagen que había quedado intacta luego de que las botara sin tacto hace mucho tiempo..., y tal vez era la que revivía todos los recuerdos con facilidad. Tomo entre sus manos temblorosas la pequeña imagen, observándola por unos segundos, antes de abandonarla en la fría madera de su mesa de salón.

Seungcheol lo había olvidado, tardo mucho tiempo pero lo hizo. Poco a poco enterró su amor en bajo miles de capas de odio, resentimiento y dolor.

Jihoon lo había dejado, una semana después de su cumpleaños número 21.

Lee Jihoon había roto su corazón de la forma más vil posible, alegando ya no amarlo como antes, susurrando entre tartamudeos que la llama, a la que llamaban amor, se había apagado. Y él lo acepto, acepto el rechazo, el dolor hasta los testimonios hacía su persona porque ya no tenía nada.

"– Que todos tus deseos se hagan realidad."

Y negó entre risas y sollozos, nervioso ante todo y temblando, tal vez por el frío que repentinamente se había colado por todo su cuerpo, por qué ya había aprendido la lección; los deseos no se cumplen, o tal vez, su deseo era demasiado alejado a la realidad que era imposible hacerse realidad.

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buzón de voz ― jicheol one shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora