Actualidad: Capítulo uno

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Abril estaba haciendo cuentas.

Necesitaba administrar el dinero que ganaban todos para comida, ropa, recursos básicos. Eran demasiados jóvenes, y todo tenía que estar calculado.

El edificio ya no era el mismo, habían encontrado uno a las afueras de la ciudad, a tres kilómetros norte de Jena en la profundidad del bosque de arrayanes. Este edificio era mucho más grande que el primero que habían conseguido, y estaba mejor escondido. Aquí no se corría tanto riesgo de ser encontrado, aun así se tomaban sus precauciones.

Tenía a guardias a unos tres kilómetros del edificio, vigilando las veinticuatro horas por si alguien se acercara al edificio. Una vez se acercaron patrullas, lo reportaron y evacuaron el edificio, se salvaron aquella vez.

Y es que todo se hacía cada vez más difícil, pues cada día nuevos jóvenes llegaban a unirse a la revolución, eran demasiados, por lo menos cuatrocientos. Aun así se las apañaban bien para ser adolescentes dirigidos por adolescentes.

     - … mil doscientos… cuatro mil seiscientos… alimentación…

La puerta fue golpeada, interrumpiendo las cuentas de Abril.

Ella alzó su rostro, no había cambiado demasiado. Seguía teniendo aquella grisácea mirada altanera, su cabello igual de largo; había crecido unos cuantos centímetros, sus facciones se habían hecho más maduras, más fuertes de lo que ya eran. Ya no quedaba rastro de la niña jugando a los soldaditos, ahora era una joven general de un ejército verdadero.

     - Adelante.

La puerta se abrió y detrás de esta apareció un joven alto de cabellos marrones tirando a negros, mucho más largos de lo que eran antes, un poco ondulados; y de oscuros ojos verdes-azulados.

     - ¿Qué hay, Josh?

     - Solo quería ver cómo estabas, ¿qué tal las cuentas?

     - De verdad lo preguntaste – dijo Abril sonriendo.

     - Necesitaba iniciar la conversación.

     - De acuerdo ¿necesitas algo?

     - En realidad…

Joshua sacó de detrás de su espalda una caja negra, adornada con un moño rojo en la cima. Abril lo miró aburrida.

     - Feliz cumpleaños número dieciséis – dijo él sonriéndole.

     - Josh…

     - Ya sé que no te gusta celebrarlo, me lo llevas diciendo por… toda la vida. Pero en verdad, acéptalo, es algo bonito.

     - Bien. Que conste que lo acepto por educación.

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