Maldición, es mi culpa ¿verdad?.
Los años habían pasado, te habías aislado de los demás a excepción de mi, siempre sonreías pero tus ojos habían perdido aquel hermoso brillo.
Jamás me dejabas ir a visitarte, tu piel se había vuelto más blanca casi de un parecer enfermizo y cada vez eras más delgada, siempre que te preguntaba que pasaba evitabas el tema.
Un día después de la escuela decidí seguirte, descubrí que tu padre abusaba de ti, intenté salvarte pero no pude, recibí una paliza.
Poco después de eso dejaste ir a la escuela y no supe más de ti.
Eras como un bella figura de cristal y yo deje que te rompieran.