Claroscuro

¿Y la Luna?

Una noche horrible, no tengo ganas de nada, moverme sería una estupidez, terminaría mejor si me pudieran una camisa de fuerza y me ignoraran, ante todo lo que pidiera.
Necesito una celda sin ventanas. Necesito unos días sin noches, la luna me está matando lentamente, y no se cuanto podré aguantar así, es tan gris y tan blanca, porque brilla cuando todo se oscurece, porque me recuerda a todo lo que quiero olvidar, porque se ríe de todos los desolados.
Quiera poder estirar el brazo, coger la luna y reventarla contra el suelo para que se hiciera añicos, pisar cada trozo de luna para que nadie pudiera recomponerla de nuevo.
Porque la luna es tan cruel, yo puedo ser cruel, puedo superar la crueldad de la Luna, pero, nunca puedo enfocarla contra ella, y eso fastidia, es una relación unilateral de dolor que siempre tiene el mismo sentido descendente y siempre tiene ese efecto devastador.
Pero un día, ella desapareció, y yo me sentí vacío, ya no podía más.
Dejé de sentir. 

No sentía nada, tenía un vacío en el corazón, que más podría hacer si ahora ella había desaparecido.

Salí a pasear en esa noche, había luz y veía todo lo que tenía que ver, pero no estaba todo lo que yo quería mirar.  Seguir ahí, seguir mirando lo que no hay, dejo de tener sentido.