*Capitulo 10*

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Maratón 1/3

Me desperté a causa del maldito despertador que Colon me había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo. Volví a girar para mirar al techo. Mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada. Toda la noche mi conciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal. Me levanté y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre. ¡Demonios, nada podía ser peor!
Llegué y me encontré con Chris y Erick esperándome para entrar. Sin quitarme los anteojos me acerque a ellos. Chris me miró bien.
—Uuuh, esa es cara de haber tenido una mala pasada —aseguró el.
—Te equivocas Chris, esa es cara de no haber tenido nada —dijo Erick.
Me quité los anteojos y los fulminé con la mirada, para luego gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.
—Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Erick—dijo Chris.

Los volví a fulminar con la mirada. Maldito si seguía provocándome no iba a terminar bien. Erick se acercó a él y colocó una de sus manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me adelante un poco, pero podía escucharlos perfectamente.
—Amigo, ¿recuerdas que Joel perteneció al equipo de lucha en la secundaria? —le preguntó Erick por lo bajo.
—Sí —se limitó a decir Chris.
—También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?
—Ajá —respondió Chris.
— ¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?
Giré un poco la cabeza para mirarlos y Chris miró nervioso a Erick.
—Sí, lo recuerdo.
—Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No creo que tengamos tanta suerte si continuamos —dijo él. Llegamos al salón y era una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.
Miré a mi alrededor y Kate no estaba. Gracias a Dios no estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquel lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.
La puerta del salón se abrió y ella entró. Me senté derecho para mirarla, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmela imaginado mientras estaba con otra era algo poco común en mí.
—Lo siento, se me ha hecho tarde —se disculpó.
La profesora la disculpó y ella miró a su alrededor para buscar un asiento. Él único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado. Intentó buscar otro lugar, pero nada la salvaría de sentarse conmigo. Se acercó y con cuidado se sentó.
—Buen día —me saludó por lo bajo.
—Ojalá pudiera decir lo mismo —le dije. Se giró a verme.
—Uuuuh, ¿no dormiste bien anoche? —me preguntó.
—Exacto —dije.
Ella sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacía su nariz al escribir. Llevó la punta del lápiz a su boca para morder levemente la punta.
¡Oh dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con esta chica!
Se giró a verme, y me encontró mirándola fijamente.
— ¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada, solo te miraba —contesté.
—Después puedo prestarte un poco de tapa ojeras, si quieres —me dijo algo divertida.
—Oh, que considerada eres cariño.
—Lo sé —dijo orgullosa de ella misma y volvió a concentrarse en escribir.
La clase se me hizo lenta e interminable. _______ contribuía a ello, totalmente concentrada en lo que decían o escribían.
—Podemos salir mañana cariño —le hablé. Se giró a verme.
— ¿Mañana? —preguntó.
—Sí, ¿Por qué no?
— ¿Es necesario?
— ¿Cuál es el problema?
—El problema Joel, es que… no quiero problemas —dijo divertida.
— ¿Problemas?
—Ya sabes de quien te estoy hablando. Mary.
—Oh, Mary —dije frustrado.
—De verdad tendrías que hablar con ella, está completamente obsesionada contigo. Por un lado le tengo lástima, debe ser horrible enamorarse de alguien que solo piensa en si mismo.
—Juro que yo jamás le di motivos para que se enamorara —me defendí.
—Joel… chicas como ella se enamoran fácilmente de hombres como tú.
— ¿Hombres como yo?
—De pura palabra, pero cero compromisos —me dijo.
— ¿Y chicas como tú? ¿Qué clase hombres buscan? —le pregunté.
Me miró fijo a los ojos y luego sonrió levemente.
—Chicas como yo buscan constantemente alguien que no sea posesivo y esté dispuesto a entregarse a una relación divertida y sana. Un hombre con el que puedas hablar de cualquier cosa y sentirte cómoda —me dijo.
— ¿Sykes no podía hacer eso?
—Al principio sí, pero luego se volvió insoportable.
—Yo soy un hombre con el que perfectamente puedes hablar —dije. Volvió a sonreír.
—Si, lo imagino —dijo sarcástica —Eres el sapo imposible de transformar en príncipe.
El timbre sonó y todos comenzaron a salir. Ella se puso de pie y antes de salir del todo se giró a verme.
—Por eso se enamoran de ti, creen que pueden cambiarte —me dijo. La miré fijo —Pero eso, está totalmente fuera del alcance de sus manos.
Salió de allí dejándome solo con mis pensamientos. ¡Oh mierda! ¿Qué es lo que pasa conmigo? Yo no puedo sentirme mal por las palabras de una mujer poco común.
Poco común, eso es. Ella es diferente a las demás, o así la veo yo. Tal vez si le encuentro el parecido ya no voy a sentirme así.
La noche llegó y con ella la maldita fiesta. Terminé de vestirme en un costoso traje que me trajo mi padre de París. Parado frente al espejo me arreglé bien la corbata. De nuevo esos incesantes recuerdos llegaron a mi mente...

Peligrosa obsecion (Joel pimentel y tu) (hot)(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora