capitulo 2

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 La noche parecía ser eterna, la niebla se veía espesa y los faroles de las calles parpadeaban sin cesar, haciendo que pareciera tenebroso.

Estaba asustada sola en estas calles que parecían largas e infinitas.

Con las lágrimas brotando de mis ojos y cayendo por mis mejillas tal cual manantial y con un único pensamiento "¿qué haré? ¿A dónde podré ir? ¿Con quién puedo contar?

Por horas deambule por las calles, sin rumbo, sin saber a dónde ir, sintiendo como el frío me carcomía los huesos, sintiendo como mis piernas temblaban, sintiendo como caería al suelo para nunca levantarme, sintiendo como poco a poco perdía mis fuerzas a causa del frío, cada paso era una tortura... cada movimiento, hasta ahora no sabía que el frío podría quemar mi cuerpo, ahora lo sé. 

Me echó de casa, esa mujer a la que por tantos años llame madre, simplemente me echó de casa sin dudar ni titubear ni un segundo, no se detuvo a pensar en ningún momento en que sería de mí en el momento en que cruzara por esa puerta, que clase de madre hace eso, acaso no me ama, acaso no me considera su hija.

Por años aguante a ese hombre, aguante el hecho de llamarle padre a un hombre que abusaba de mí una y otra vez, pero algo me ha quedado claro hoy, de ahora en adelante no tengo una madre, pero tengo dos hermanas y un padre, y aseguró que el si me va a aceptar o al menos es lo que yo espero...

Ya segura de que no estoy sola y que quizá tengo a alguien en quien apoyarme, me dirijo a casa de mi padre.

Después un de arduo caminar, de analizar, de ordenar cada pensamiento de confusión que anduviera en mi cabeza... Al fin me encuentro frente a la puerta.

A pasado tiempo desde la última vez que lo Vi, que él me vio, no sé cómo vaya a reaccionar con lo que vaya a contarle.

No sé si contarle.

Espero que me acepte porque la verdad no tengo a nadie más, solo a él, y el tan solo pensamiento de ser rechazada por la persona a la que considere mi héroe... pensar en eso me... no sabría ni como describirlo, supongo que me sentiría perdida.

Me encuentro justo al frente de su casa y no soy capaz de tocar el timbre.

Mi padre ya tiene una familia, una esposa e hijos que lo cuidan y le dan el amor y el calor que nunca recibió cuando estaba con mi madre, al estar aquí parada frente a la puerta de su hogar me hace sentir como una intrusa.

Respiro profundo, mi mano se queda estática ante el botón del timbre, debatiéndose entre tocar o salir huyendo de aquel lugar, inhaló, exhalo... me armo de valor y toco el botón una, dos, tres veces y cuando estaba a punto de darme... la vuelta y marcharme la puerta se habré.

La puerta se habré y una ola de incomodidad llegó al ver a la persona que abrió la puerta.

- Que haces aquí Leslie,

¿no irías hoy a la escuela?- dijo Caterine la esposa de mi padre.- ¡Qué son estas fechas Leslie! estás toda desgreñada y con pijama... ¿no deberías estar en la escuela o en tu casa? Qué haces aquí ¡te ves horrible pequeña!, entra pasa... ¡¿estuviste llorando?!- El rostro de Caterine se veía asustado, alarmado con un conjunto de emociones que No sabría Cómo describir, parecía más madre que mi propia madre.

Caterine era una mujer hermosa, lucía una larga cabellera rubia y unos hermosos y envidiables ojos azules, es alta, de cuerpo esbelto, lucia mucho más joven que mi madre pero por lo que tengo entendido son de una misma edad. Se ve elegante y refinada, pero a la ves dulce y gentil. Mi padre tenía suerte.

- Ne...necesito hablar con mi padre ¿está en casa?, necesito verlo- las lágrimas rodaban por mi rostro, sé que es ridículo pero apenas la vi sentí miedo, miedo de no ser suficiente, de ver a mi padre y que no fuera ese hombre dulce y amable. Aquel héroe de mi infancia.

Jugando con mi hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora