O N E

846 81 3
                                    


Las luces de la famosa discoteca alteraban los sentidos de todo el que bailaba, el movimiento sensual de caderas al por mayor incitaba al más fuerte y alocaba al más débil,  chicas de exuberantes atributos atrapaban las miradas cautelosas de hombres solitarios, un mar de personas inundada por belleza inimaginable, pero como en todo sistema siempre hay un primero, entre toda esa multitud destacaba alguien en especial, cabello negro hasta los hombros, una piel grisácea pálida, alto y de sonrisa segadora, pero, sus ojos negros estrafalarios asemejaban a la noche oscura donde el pecado y la culpa se liberaban sin compasión, y sin duda ese chico rendía honor a su apariencia, capaz de enamorar a cualquier que se le postrara enfrente ¿Dinero? ¿Palabras románticas cautivadoras de ilusionadas criaturas? Esas ya eran practicas memorizadas para ese chico, ¿Mujeres? ¿Sexo? Eso donde sea podría conseguirlo, la fama, dinero e inteligencia sin igual, la perfección convertida en el pecado mas doloroso de la noche. A pesar que toda su historia fuera contada como una vida llena de lujos ya nada le era atrayente, solo las noches en esa discoteca en la cual las palabras de odio y repulsión generada por la envidia le hacían suspirar. Fred abrumado ante as platicas sin sentido comienza a observar a su alrededor, belleza, riqueza, soberbia y aburrimiento, lo mismo de siempre, abrumado ante la  noche sin cambios relevantes decide prestar atención a sus amigos al rededor
– ¡Vamos Fred! Solo es una apuesta – Esos "amigos" idiotas cautivados por los lujos solo al estar junto a el eran verdaderamente molestos
–¿Otra apuesta? No se casan de perder – Afirmaba el joven adulto
– Sera fácil, tal vez demasiado – Exclamaba en ese momento de excitación aquel idiota impertinente
– Si es fácil no me interesa – Fred no estaba dispuesto a aceptar cosas sin sentido o beneficio alguno, pero ese chico lo sabia – Puede que sea fácil, pero, es tan fácil que llegara a ser difícil –
– Espera.... ¿Qué? – ¡Logrado! Aquel idiota logro cautivar la exigente atención de su compañero – Te explico, en mi universidad ha ingresado un chico, ahora que lo pienso tienen una leve semejanza, pero, él es.... ¿Cómo lo explico? Más.... Normal. Hablando de su apariencia, pero, al verlo pasar estos días me he dado cuanta de algo, ¡Es como una inocente palomita! Sencillo, alegre y todas esas características que definen a la esposa perfecta.
–¿Ha que quieres llegar? –
– Te reto a algo simple, profanarlo – Esas palabras dieron en el clavo, enamorar a mujeres recurrentes en ese lugar era fácil, una cartera llena de dinero acompañada de regalos caros era lo normal para enamorar a mujeres interesadas de las cuales en un par de horas obtenía lo que quisiera, seres manchados por la codicia y sin ninguna pizca de carisma o gracia, pero, ¿Un chico inocente? Eso al parecer le aumentaba la dificultad.
Una sonrisa maliciosa se formaba en sus labios, por fin llegaba el día en el que se preguntaba si sería capaz de lograr su cometido, el chico a su lado solo se limitaba reír victorioso ante lo que había creado
– ¿Cómo conoceré a ese chico? – Le preguntaba Fred.
– Adivina quien invitará a ese chico mañana.
– Por supuesto, no sabes hacer otra cosa mas que amigos, entonces acepto, trae a ese chico  y veras de lo que soy capaz
Ciertamente estaba emocionado, nunca se había propuesto a encantar a una persona con esas características, a demás que era difícil de encontrarlos.

Little game; Frededdy [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora