Prólogo

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Prólogo

La pequeña Serena, abrazo a su madre, mientras que sus guardianas esperaban a fuera de el imperio lunar impacientemente para llevarse a la princesa a el nuevo palacio lunar, donde vivirá sola por siempre, ahí aprendería los modales de una dama, pa...

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La pequeña Serena, abrazo a su madre, mientras que sus guardianas esperaban a fuera de el imperio lunar impacientemente para llevarse a la princesa a el nuevo palacio lunar, donde vivirá sola por siempre, ahí aprendería los modales de una dama, para que algún día sea una reina igual de hermosa como su madre. Debido a esto las guardianas deben educarla a solas en un palacio donde la entrada esta prohibida, para que Serena nunca tenga una distracción que la aparte de sus estudios.

—Te voy a extrañar, mami.— La abrazo con todas sus fuerzas para despues darle un beso en la mejilla.— Te voy a venir a visitar todos los días, ha ti y ha papá

—Siempre te recibiré con los brazos abiertos, mi pequeña serena. Esfuérzate en tus estudios, y si tienes alguna duda ven y yo te lo aclarare, también preguntales a tus guardianas, pero nunca entables una amistad con ellas, nunca les hables de otro tema que no sean de tus estudios.— Dijo firmemente la reina. Serena se llevo el dedo a la barbilla, mirando confusa a su madre.

—¿Y por que, madre?.— La reina sonrió.—¿Por que no puedo jugar con ellas?.

—Ellas prefieren la soledad, si les hablas serán frías contigo, ellas prefieren protegerte, pero no ser tu amiga.— la pequeña serena aparto la mirada a otra parte, con una expresión triste.— Promete que no hablaras con ellas.

—Lo prometo, mami.

Las puertas de el imperio se abrieron, captando la atención de la reina y su hija. Dejando ver a unas figuras altas y femeninas, eran tres mujeres, todas venían vestidas igual, pero de diferentes colores, cada una con una pose diferente, observando con frialdad a la princesa.

—El tiempo de despedida ha finalizado, somos las guardianas celestiales, y venimos por la futura reina, serena— Dijeron al unisono, arrodillándose ante la reina y serena, quien se encontraba en los brazos de su madre.

 —Mi nombre es Kasai, soy la mayor de las guardianas celestiales. Diosa del fuego y la pasión, la protegida de el planeta de las llamas, marte.— Dijo la mas hermosa de todas arrodillada ante su princesa su voz era grave, pero muy femenina.

— Soy Jade, maga celestial, diosa de las plantas, los rayos y las tormentas, la protegida del planeta Júpiter.— Dijo la segunda, con una sonrisa cínica ante la princesa, la cual la observaba con el mayor cariño posible

—Le habla su servidora, Mizu, diosa del mar y la sabiduría, protegida del planeta Neptuno, haré que todos aquellos que quieran poner un dedo sobre la princesa se arrepientan.— Hablo la tercera y ultima guardiana, besando la mano de la reina.

Despues de esto, las guardianas se levantaron de el suelo y una de ellas cargo a la princesa, mientras que esta  miraba ha su madre con una sonrisa, moviendo su mano en forma de adios.

 La luna no será luna

sin corazones que amen; sin pensamientos que vueleny sin poetas que canten.

Y es esa luna, lunero, la misma luna, no obstante, que tú metiste en los versos porque era tuya una parte

Pero los hombres son otros y otras las cosas que valen; y otros los ojos que mirany otras las formas de amarse.

La luna no será luna, porque la luna es mirarse: asesinar con los ojos hasta el dolor de la sangre.

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La princesa de la luna©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora