❝Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.❞
El rey...
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❝El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad.❞
El hermoso sonido de el piano despertó a la princesa de su largo sueño, la luz suave del sol le pego en la cara. esta estaba siendo absorbida por la tranquilidad que emitía el instrumento en todo el palacio. Este sonido le generaba calma, pero al mismo tiempo se sentía triste por alguna extraña razón. Caminó lentamente siguiendo el sonido, mientras que bostezaba y se tallaba los ojos con sus puños.
La melodía la guió hacia una puerta entrecerrada, la princesa asomo el ojo para adivinar quien estaba tocando tan hermosa melodía. A lo lejos vio a una chica tocando rápidamente sin equivocarse el instrumento musical. Era algo impresionante para ella, los grandes y hermosos ojos de serena brillaron como dos estrellas mientras que miraba con atención el movimiento de las manos de la mujer.
Cuando la chica dejo de tocar el piano, la princesa empujo la puerta y empezó a aplaudir. La mujer volteo con un pequeño susto hacia donde estaba parada la princesa con una gran sonrisa, chocando sus manos en forma de aplauso.
—¡Eso estubo maravilloso!—aseguró con una sonrisa a la mujer—, quiero aprender a tocar así algún día, aprendo muy rápido de seguro es muy fácil
—Buenos días princesa, le aseguro que no es fácil. Requiere años de practica ademas, esta vez no se que me sucedió, toque muy mal—explicó—, lamento haberte despertado, no había practicado desde que vine a la luna—. Dicho esto empezó a sollozar en un tono muy bajo
La mayor desvió la mirada a otra parte, con una expresión triste que Serena había notado, ella pensaba que los adultos nunca lloraban como los niños. Cada vez que ella llora su madre le besa la mejilla para hacerla sentir mejor, debido a esto la niña se puso de puntillas y besó la mejilla de su guardiana. La cara de esta ardió como el fuego, mirando con una sonrisa dulce a la princesa la cual movía sus piecitos inquietamente.
—Eres igual que tu madre, una niña muy amable—afirmó despeinando el cabello de la princesa, para después cargarla con el propósito de llevarla de nuevo a su habitación—, ¿por que estas tan triste siempre? te conozco desde siempre, y jamás te he visto tan seria como lo estás ahora—. Serena balbuceó unas pequeñas palabras que solo ella entendía
—Es por mi mami, la extraño mucho— Explicó—, los días que no la veo se sienten como una eternidad—. y sus mejillas se tornaron de un color carmesí muy calido
—Lo entiendo, a veces es muy duro dejar algo que quieres por mucho que necesites seguir adelante— Replicó mirando seria a la princesa en sus brazos—, Me pasó cuando vine aca a cuidarte, tuve que dejar algo múy importante para mi atrás.
