Cap 3

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La mejor siesta de la historia.
El conductor me acaba de despertar porque ya habíamos llegado. Normalmente me despertaría de mal humor, pero como he dormido genial estoy bien. Le pago al conductor, un ojo de la cara que cuesta el taxi de los cojones, y me bajo del vehículo.
Delante de mi estaba el edificio en el que vivía. No era algo muy grande y lujoso, pero tampoco estaba mal.
Entre y subí al ascensor encontrándome con un vecino.
-Vaya, se ve que ya has regresado. ¿Qué tal el viaje?- me pregunta mientras marca el piso n°6.
-Bastante agotador la verdad.-digo sonriendo.
El ascensor se detuvo y ambos salimos.
-Espero que quedemos algún día otra vez para tomar algo.-dice abriendo la puerta de su piso.
-Dalo por hecho.-dije sonriendo y sacudiendo la mano como forma de decir adiós.
Se metió en su piso y yo hice lo mismo.
Cuando entro respiro profundamente.
Mi piso es sencillo pero aceptable. Al entrar esta es recibidor en el que tiene al lado un mueble para dejar los zapatos. No es obligatorio caminar por el piso sin ellos, pero es mas cómodo. Tengo que admitir que fue una buena inversión.
Al seguir adelante esta el salón, en donde se encuentran un sofá en forma de L blanco, una mesilla delante, y enfrente, una televisión con una gran pantalla.
A la izquierda esta la cocina. Lo único que la separa del salón es la encimera. La cocina es también de tonos blancos y grises.
Por ultimo, a la derecha se encuentra el baño y dos habitaciones, una es la principal y la otra es para los invitados con dos camas.

Dejo mis zapatos en el mueble y me dirijo a mi habitación. Las maletas las dejo a un lado de la gran cama y me tumbo en esta.
Las maletas ya las vaciaré mas tarde, ahora lo único que quiero es descansar sin ninguna molestia o movimiento. Poco a poco me quedo dormida hasta que caigo en la tentación y cierro los ojos para finalmente dormir.

-¡Su puta madre!-digo mientras siento como caigo al suelo de la cama.
Miro a mi alrededor y veo como la cama esta volcada y esta balanceándose para caer encima de mi.
No tengo muy buenos reflejos cuando me despierto, pero soy los suficientemente rápida como apartarme lo suficiente y que no se caiga encima de mí.
-¿Pero que coño?-digo mientras me levanto del suelo mirando la cama.
Detrás de ella estaba Kang mientras se tapaba los ojos.

Se va a enterar de quien soy.

Me tumbo en el suelo haciéndome la inconsciente. Va a probar un poco de su propia medicina.
Noto como se levanta y se acerca hacia mi.
-Oye, arriba, no te has hecho daño, ¿verdad?-dice mientras me sacude un poco.
Silencio.
-Venga, que se que estas fingiendo.-
Silencio.
-Ay dios mio, ¡abre los ojos!-grita mientras me sacude.
-La ambulancia, eso es. Tengo que llamar.-dicho esto noto como se gira, supongo que buscando un movil.
-Haaaaa!!- grito mientras la agarro por detras.
-¡Aaayyy!- grita mientras se da la vuelta.
Se tira al suelo alejándose de mi mientras me mira asustada y sorprendida.
Una alocada risa sale desde lo profundo de mi alma. O mejor dicho de mi boca, pero del alma seguro que también. Pocos segundos después Kang comienza a reírse y las dos nos tiramos al suelo retorciéndonos.

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Un rato mas tarde, después de habernos tranquilizado, estamos en el salón, ella de pie mirándome y yo tumbada en el sofá. 

-¿No estaras pensando quedarte en casa todo el dia verdad?- dice mientras se cruza de brazos.

-Noooo... que vaaaa...- digo mientras cambio de canal y cojo una bolsa de patatas fritas de la mesa.

-Seras gocha- dice mientras me quita la bolsa y la guarda en la cocina.

-Es mi naturaleza, no puedes cambiar la naturaleza.- consigo pronunciar aun con las patatas en mi boca y tumbándome otra vez en el sofá.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2019 ⏰

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El dragón que solo era dragón en nombre *PUBLICANDO Y EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora